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EUROPA PRESS - Archivo

La inflación en Turquía se ha disparado hasta el 78,62% en junio, la cifra más alta en 24 años, según el Instituto de Estadística de Turquía, superando todas las previsiones del mercado. El aumento mensual ha sido del 4,95%.

La guerra en Ucrania, los altos precios de la energía y los alimentos, y la moneda nacional, la lira, fuertemente depreciada, han sido los causantes de la elevada subida de precios en el país.

Todo ello, unido a las malas decisiones políticas adoptadas por el presidente, Recep Tayyip Erdogan, que, a pesar de los avisos de los banqueros centrales turcos, se ha negado a aumentar las tasas de interés para intentar controlar la elevada inflación. De hecho, el banco central de Turquía ha visto cuatro gobernadores diferentes en dos años, tras sucesivos despidos por mostrar oposición a las medidas del presidente turco.

La tasa de interés del país se redujo gradualmente al 14% el otoño pasado y, desde entonces, se ha mantenido sin cambios. Además, a finales de junio, el regulador bancario de Turquía anunció la prohibición de los préstamos en liras a empresas que tuvieran, lo que consideraban, demasiada moneda extranjera.

Ante este escenario tan negativo, BBVA comunicaba el pasado 29 de junio, que aplicará la contabilidad hiperinflacionaria en Turquía con efecto desde el 1 de enero de 2022, lo que supondrá un impacto positivo en capital y negativo en la cuenta de resultados que se verán reflejados en los estados financieros del grupo del segundo trimestre de 2022. La hiperinflación en Turquía le costará, a la entidad bancaria, 324 millones de euros del beneficio declarado en el primer trimestre del año.

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