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Los viejos fantasmas que han atormentado al yuan en el pasado han vuelto a actuar sobre la divisa china en las últimas semanas. Y de qué manera. La guerra comercial con EEUU y la inminente aplicación de aranceles sobre las exportaciones chinas han sido el detonante de una rápida depreciación del 4,5% del valor de la moneda en poco más de dos semanas. Y ha desencadenado la intervención del Banco Popular de China (PBoC por sus siglas en inglés) que afronta un repunte de las salidas de capitales.

Son los tres riesgos que identifican los analistas de Danske Bank para el renminbi -como también se llama a la divisa- y que provocarán su depreciación hacia los 6,70 por dólar a un año vista. Frente al euro, los analistas de la entidad danesa creen que el yuan llegará al próximo verano cambiándose de manos cerca de las 8,38 unidades. “La presión bajista a la que las tensiones comerciales han sometido al yuan se prolongará en los meses venideros”, avanzan estos expertos.

No ha hecho falta esperar. La moneda china ha rebasado este precio objetivo a un año vista este martes y ha saltado hasta los 6,7167 yuanes por dólar, muy presionada por la inminente aplicación de aranceles de EEUU a las exportaciones chinas.

Desde que Washington abandonó la mesa de negociaciones con Pekín “hemos visto una aceleración del toma y daca comercial y al renminbi agilizar su declive, al igual que las bolsas del gigante asiático”, exponen los economistas de la entidad con sede en Copenhague. Además, el desplome del yuan -que es casi del 4% en lo que va de año-, “se añade a un decremento del desempeño económico del país, por lo que el PBoC ha respondido con una intervención en el mercado y ha rebajado los requisitos mínimos de reservas de los bancos del país dos veces, la más reciente durante el fin de semana, para estimular el crédito”, agregan.

ESCALADA DEL CONFLICTO ARANCELARIO

Esta semana, Pekín hará efectivo un paquete de aranceles del 25% a 545 productos estadounidenses por valor de 34.000 millones de dólares. Esta medida se toma en respuesta al ataque equivalente que el comercio del gigante asiático sufrió la semana pasada en productos aeroespaciales, tecnológicos y de robótica. Desde Danske Bank creen que “es muy probable que la contienda se intensifique si la Casa Blanca aumenta la puja en otros 16.000 millones de dólares que aún se encuentran bajo estudio”.

“Estimamos que hay menos de un 20% de posibilidades de que las dos primeras potencias mundiales vuelvan a la mesa de negociaciones y eviten que el cruce arancelario vaya a mayores”, aseguran. Actualmente, están bajo amenaza 450.000 millones de dólares en exportaciones chinas, “que abarcan prácticamente la totalidad del comercio de Pekín con su socio estadounidense”, señala por su parte Mitul Kotecha, analista de TD Securities.

Las empresas estadounidenses en China repatriarán sus beneficios a un ritmo cada vez mayor

En este escenario, Danske Bank se muestra pesimista y ve “escasas probabilidades de que se reduzcan unas tensiones a las que China es mucho más vulnerable que EEUU en el corto plazo”. “La economía de la segunda potencia mundial ya está experimentando cierto freno y los impuestos a las exportaciones añadirán una presión adicional que propiciará una mayor intervención del banco central”. añaden. Por lo tanto, “el yuan se verá debilitado desde varios flancos”, redondean.

SALIDAS DE CAPITALES

Asumen, además, los economistas de la entidad danesa que el banco central tendrá que tomar medidas ante un “más que seguro repunte de las salidas de capitales del país”. Las fugas de fondos desde el gigante asiático fueron uno de los temas estrella entre 2016 y 2017, que precipitó la quema de la despensa de divisas del PBoC -perdió la barrera de los 3 billones en enero de 2017- y la imposición de controles y reglamentaciones más estrictas en transferencias transfronterizas y otras operaciones financieras.

Ahora, desde Danske Bank advierten que “las empresas estadounidenses en China repatriarán sus beneficios a un ritmo cada vez mayor, ya que corren el riesgo de verse atrapadas en el fuego cruzado de la guerra comercial”. Además, muchos inversores institucionales han aprovechado la apertura financiera del país y su inclusión de los valores del país en el índice MSCI para elevar su exposición al país asiático. “Podemos llegar a ver un giro de 180 grados en estos flujos si hay una escalada aún mayor entre ambos países”, concluyen los expertos del banco danés.

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