• La solución a largo plazo pasaría por una reestructuración de deuda
  • Esta semana, se negocia la liberación de 7.200 millones de euros
  • A cambio, el Gobierno griego se comprometerá a realizar algunas reformas
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Grecia acapara todas las portadas informativas de la jornada de este lunes, debido a que el país negocia con sus acreedores un acuerdo que le permita evitar la suspensión de pagos.

El objetivo del Gobierno griego es que sus acreedores liberen un tramo de 7.200 millones de euros, para cumplir con sus compromisos financieros durante el verano, a cambio de reformas económicas.

Sin embargo, este acuerdo, aunque puede ser positivo a corto plazo, no esconde la realidad de que Grecia tiene un gran problema con su deuda a largo plazo, que dificílmente podrá ser resuelto aunque se produzca un acuerdo esta semana.

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EL ACUERDO SERÁ POLÍTICO

Grecia sabe que un acuerdo basado en criterios económicos es imposible, ya que no puede pagar

En este sentido, los expertos de Bankinter comentan que Grecia “busca un acuerdo político con criterios políticos porque sabe que un acuerdo basado en criterios económicos es imposible ya que, sencillamente, no puede pagar.

Estimamos que el riesgo de la Eurozona con Grecia se aproxima a 400.000 millones de euros (131.000 millones del EFSF, 53.000 millones de préstamos bilaterales, 25.000 millones en bonos, unos 85.000 millones de ELA y unos 99.000 millones de Target 2) a lo cual hay que añadir otros 105.000 millones de deuda con acreedores no europeos, lo que compara con un PIB de apenas 180.000 millones”.

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En su opinión, “aunque podría precipitarse una solución ahora, es más probable que los bancos griegos reciban algo más de ELA (liquidez de emergencia) y que, si éste fuera insuficiente, se impongan controles de capitales para ganar tiempo y tratar de forzar una negociación en términos extremadamente duros durante el verano”.

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¿CÓMO SERÍA LA SOLUCIÓN DEFINITIVA?

La solución pasaría por una reestructuración de la deuda, cero intereses y plazos de amortización muy largos

“La solución definitiva”, según estos expertos, “pasaría por una reestructuración de la deuda (cero intereses y plazos de amortización muy largos, fijándose el primer vencimiento no antes de 10/15 años, por ej.) a cambio de unos objetivos aceptables de superávit primario.

Es preciso eludir a toda costa una quita de la deuda griega para evitar que su forma de actuar resulte atractiva en otros países y se genere un 'contagio por populismo' y de eso son absolutamente conscientes tanto la CE, como el BCE y el FMI.

Preservar el nominal de la deuda sin pago de intereses y con vencimientos a largo plazo, aunque equivaldría a una quita implícita (el VAN de los bonos se reduciría muchísimo), no sería interpretado como una quita formal y permitiría a Grecia reconducir su economía con el paso del tiempo, siempre que se comprometiera a ser tutelada para cumplir con un cierto superávit primario. El verano será complicado, pero terminará cerrándose un acuerdo”.

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