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Los últimos datos macroeconómicos de China, que apuntan hacia una desaceleración en el gigante asiático, causaron el pánico entre los inversores durante las primeras sesiones del año. Sin embargo, donde unos ven un problema, otros detectan una oportunidad. Desde Fidelity apuestan por comprar deuda pública china, ya que ha sido uno de los pocos activos que ha cerrado 2018 con rentabilidades positivas.

Además, las señales de desaceleración en la economía china refuerzan el pensamiento de la compañía de gestión de activos. Su principal argumento es que las autoridades del país asiático seguirán poniendo el foco en los estímulos monetarios, lo que “mantendrá la tendencia a la baja en los rendimientos locales”, según el informe.

China no es la única recomendación de Fidelity para comprar deuda. Ahora mismo, los bonos de los países emergentes están baratos y “ofrecen un colchón adecuado frente a la volatilidad que se avecina”. De hecho, las valoraciones de la deuda emitida por estos países ha mejorado tras la fuerte depreciación de sus monedas y la ampliación de los diferenciales. Este es el principal motivo por el que Fidelity ha decidido elevar su exposición a estos activos, después de haberse mantenido cautelosos durante 2018.

México, Perú, Colombia, Sudáfrica e Israel son sus principales apuestas para comprar deuda en moneda local. Se trata de países con rendimientos elevados y bancos centrales creíbles, que deben aprovechar la oportunidad que brinda la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), que se muestra más flexible a la hora de subir los tipos, para fortalecer sus divisas.

DUDAS SOBRE LA ECONOMÍA ESTADOUNIDENSE

Estados Unidos también da avisos de desaceleración, pero, de momento, su economía sigue gozando de buena salud. Ante esta situación, el presidente de la FED, Jerome Powell, anunció que serán “flexibles” a la hora de subir los tipos y se espera que lo haga solo dos veces en 2019.

Este contexto lleva a Fidelity a considerar que solo existe un 30% de posibilidades de que finalmente se produzca un recorte de tipos a finales de año. La FED solo se vería obligada a tomar esta decisión si existe un deterioro “muy marcado de las perspectivas de crecimiento en el país norteamericano y un vuelco en el todavía pujando mercado laboral”.

Es cierto que existe desaceleración, con un crecimiento del PIB entre el 2% y el 2,25% para 2019, frente a la tasas superiores al 3% de los últimos años. Pero estamos lejos de asomarnos a una recesión. De momento, todo apunta a que la FED mantendrá su estrategia.

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