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La Reserva Federal de EEUU (Fed) rebajó este miércoles los tipos de interés en un 0,25%, una decisión que el mercado no ha encajado como cabía esperar. De hecho, la reacción ha sido la contraria a lo que manda la norma: caídas en Wall Street y alzas en el dólar. El 'quid' de la cuestión es que el presidente del organismo, Jerome Powell, no se comprometió con más recortes de tasas e insinuó que no se halla al inicio de un ciclo expansivo. Eso sí, tampoo cerró la puerta del todo a futuros recortes antes de que termine el año, al apuntar que seguirá actuando "como resulte apropiado para sostener la expansión económica".

En rueda de prensa, Jerome Powell señaló que se trata de un "ajuste a mitad de ciclo" y aunque no descartó que esto signifique que habrá una sola rebaja en 2019, no envió señales suficientes al mercado de que vaya a deslizarse por la senda de la flexibilización monetaria. El presidente de la Fed se guarda así un as bajo la manga que podrá utilizar en caso de que se escenifique una ralentización del crecimiento global por encima de las previsiones o desaparezcan las presiones al alza para la inflación. También tendrá esta baza en su mano en caso de que empeoré aún más la guerra comercial entre EEUU y China. Sin embargo, los expertos consideran que los mercados y la economía pueden seguir avanzando a buen ritmo sin necesidad de más estímulos monetarios.

El primer síntoma del rechazo del mercado se observó en Wall Street. Los principales índices estadounidenses cotizaban con leves ganancias desde la apertura, hasta que los 'números rojos' se apoderaron de la sesión, una vez que el banco central estadounidense comunicó su decisión. Finalmente, cerró con una caída superior al 1% (Dow Jones: -1,24%; S&P 500: -1,10%; Nasdaq: -1,19%)

"Los inversores no se han conformado con el giro dado en la política monetaria por parte del banco central y han entrado en modo rabieta, con una reacción contraria a lo que la teoría dice que deben moverse los mercados tras una bajada de tipos de interés", señala Aitor Mendez IG Markets.

En opinión del vicepresidente senior de análisis de Fisher Investments, Aaron Anderson, "la economía y la bolsa han seguido avanzado a toda máquina a pesar de las medidas de los bancos centrales, no gracias a ellas". Por ello, considera que "es probable que esta situación continúe, independientemente de las acciones de la Fed a corto plazo".

El banco central apuntó a las "débiles" presiones inflacionistas como una de las principales razones que le han llevado a adoptar esta decisión. Sin embargo, sigue confiando en "la expansión sostenida de la actividad económica, unas fuertes condiciones del mercado laboral y una inflación cercana al 2%", aunque "las incertidumbres sobre este pronóstico permanecen", según apuntó en su comunicado.

Para el economista jefe de Pantheon Macroeconomics, Ian Shepherdson, "las tasas deben quedar en suspenso" si los datos macroeconómicos no apuntan "claramente" a un deterioro de la economía estadounidense. Una nueva rebaja de tipos, que parte de los analistas espera para septiembre, depende "de las condiciones económicas en relación con el objetivo de empleo y el objetivo de inflación del 2%".

La mayoría de expertos coincide en afirmar que, con esta decisión, Powell ha cedido ante las presiones del presidente estadounidense, Donald Trump. El director de inveriones de AJ Bell, Kevin Doran, remarca que "habiendo cedido a la presión política, la independencia de los bancos centrales está ahora en riesgo". En su opinión, "cada vez es más difícil cuadrar la política monetaria en una situación de emergencia".

Aunque la puerta a una futura rebaja de tipos no se ha descartado del todo, ninguno de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) aboga ahora mismo por esta opción. De hecho, el presidente de la Fed de Boston, Eric Rosengreen, y la presidenta de la Fed de Kansas City, Esther George, votaron en contra de la rebaja; mientras que ninguno de los otros ocho miembros apostó por un recorte del 0,5%.

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