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Los analistas de Moody's han realizado un análisis pormenorizado de las posibles consecuencias en caso de que se alargue la crisis en torno a la guerra en Ucrania para la economía mundial, tanto a nivel general como por regiones y sectores. Han concluido que el impacto sería desigual y que un 25% de las compañías a las que prestan servicios de calificación se verían tensionadas de forma significativa.

"Nuestra línea de base para la crisis de Rusia-Ucrania asume que la crisis persistirá durante al menos varios meses y que las sanciones de EEUU, Europa y otros países a Rusia persistirán durante al menos dos años, así como el aumento de los precios de las materias primas, los tipos de interés y la inflación", señalan en el informe en cuanto al escenario sobre el que se basan sus hipótesis.

En él prevén que no haya una recesión mundial generalizada, pero que cuanto más se prolongue el conflicto más probabilidades hay de que se dé. De hecho, es más probable que se dé una contracción de la economía en Europa que en otras regiones del mundo. Este suceso llevaría consigo desaceleraciones significativas en otras regiones.

"El riesgo de contracción económica, el aumento de la inflación y la subida de los tipos de interés provocarán un contagio en varios sectores y en un gran número de empresas con grado de especulación, especialmente las que vencen en 2023 o antes", sentencian.

En este contexto, un 25% de las 4.000 empresas que estudia la entidad tendrían tensiones significativas. "Este escenario intensificaría los riesgos crediticios, especialmente para los sectores que dependen del gasto de los consumidores, los que dependen de delicadas cadenas de suministro mundiales y los que siguen luchando por recuperar el equilibrio desde el inicio de la pandemia a principios de 2020", explican. En Europa, Oriente Próximo y África (región conocida como EMEA) ese porcentaje llegaría al 40%.

"El escenario a la baja agudizaría los riesgos para los sectores que dependen del gasto de los consumidores, como los juegos de azar, los bienes duraderos, el alojamiento y los restaurantes", señalan. Asimismo, las consecuencias también serían mayores para los sectores que aún no se han recuperado del todo del golpe de la pandemia o de sus propios problemas estructurales, como el inmobiliario comercial europeo, el ocio y los viajes.

En cuanto a ciertos sectores globales, como puede ser la automoción, se enfrentan al riesgo de los cortes de la cadena de suministro, especialmente en el caso de proveedores de coches europeos y asiáticos. "Algunos de los componentes automotrices alemanes alimentan la fabricación de automóviles en EEUU y Asia, y un corte del gas natural como fuente de energía para las fábricas en Europa detendría o dificultaría significativamente la producción de piezas, principalmente de países con alta dependencia del gas natural, como Alemania, que los fabricantes de automóviles de todo el mundo necesitan", argumentan.

En cambio, habrá otros sectores que se beneficiarán de la situación. Es el caso de la minería, el petróleo, el gas y la defensa. Por un lado, el aumento de los precios de las materias primas y de la energía contribuirá a aumentar la rentabilidad; y por otro, el aumento de la demanda de armas y municiones beneficiará especialmente a la industria de defensa, sobre todo en Europa.

"También esperamos que los resultados operativos de algunas industrias mundiales, como la química, difieran entre las distintas zonas geográficas debido a la dinámica de la industria regional", indican, ya que las compañías estadounidenses de este tipo tienen acceso a abundantes fuentes de gas natural barato.

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