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El vicepresidente del BCE, Luis de GuindosArne Dedert/dpa - Archivo

La privilegiada posición que ocupa Luis de Guindos como vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) le permite realizar recomendaciones económicas que habitualmente son atendidas por los presidentes de los Estados comunitarios. Siempre comedido, este jueves evitó referirse directamente a España, pero dibujó las líneas que debe seguir el Gobierno de Pedro Sánchez para evitar la destrucción del tejido empresarial. En concreto, le instó a mantener la liquidez, continuar con los ERTE y evitar subidas de impuestos.

"Es fundamental que crucemos este duro periodo de la mejor forma posible, intentando que el mayor porcentaje del tejido empresarial sobreviva", defendía De Guindos en un debate 'Salvemos el turismo', organizado por el Grupo Hotusa. Para alcanzar este objetivo, consideró imprescindible que la liquidez y el crédito fluyan para intentar "minimizar el impacto de los costes laborales de las empresas".

Desde su punto de vista, el BCE ya actúo "con enorme rapidez e intensidad" en este sentido desde el inicio de la pandemia, "proporcionando mucha liquidez en muy buenas condiciones a los bancos, aumentando el programa de recompra de activos y permitiendo alivios a los bancos para evitar una contracción del crédito".

Ahora es el turno de los Gobiernos y, de momento, el Ejecutivo de Sánchez ya decidió ampliar la línea de avales ICO en 40.000 millones, que se sumaron a los 100.000 millones que ya había comprometido.

También destacó la necesidad de ampliar los ERTE para no echar por tierra todo el esfuerzo económico que el Estado ha realizado hasta el momento para mantener el empleo. Respecto a este punto, la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, coincidió este jueves en que "no tendría sentido dejar cae el sistema" y aseguró "no tener miedo" a extenderlos durante el tiempo que sea "necesario" (de momento estarán vigentes hasta el 30 de septiembre).

En cuanto a las subidas de impuestos que se valoran desde ciertos sectores del Gobierno de coalición, Luis de Guindos abogó por "impedir que los costes de las empresas se disparen en estas circunstancias". Es decir, los rechazó tajantemente a pesar de que esa decisión eleve notablemente el défícit público en todos los países. "No hay otra alternativa", reconoció tras recordar que el BCE prevé que el déficit de la eurozona alcance el 8,5% del PIB.

En definitiva, el exministro de Economía instó a establecer un marco de actuación muy predecible y que genere confianza. "Hay que ser muy predecibles, muy prudentes en los mensajes que se pasan porque estamos viendo una situación de incertidumbre brutal", aconsejó.

FONDO PARA LA REESTRUCTURACIÓN

De Guindos también entró a valorar el fondo para la reestructuración de 750.000 millones que negociaron los líderes de la Unión Europea (UE). En su opinión, "el acuerdo manda una señal política de enorme importancia: cuando en Europa las cosas se ponen complicadas, somos capaces de ponernos de acuerdo".

"No sé si será un momento Hamilton o un Plan Marshall, pero lo acordado es un paso fundamental que, además, limita tendencias políticas que se habían visto tras la última crisis. Es un cambio de ritmo importante en la carrera de la integración europea", remarcó.

Alabó que el bloque comunitario vaya a realizar una emisión conjunta de deuda por primera vez en su historia. Aunque reconoció que no son los deseados eurobonos, sostuvo que "podría considerarse como una especie de embrión de esos eurobonos". Aun así, reconoció que la recuperación será asimétrica porque la pandemia no ha golpeado de la misma manera a todos los países.

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