• Como Bernanke, y casi como Greenspan, Powell debutará con un aumento del precio del dinero
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El nuevo presidente de la Fed, Jerome Powell.

Janet Yellen ha prestado este miércoles su último servicio como presidenta de la Reserva Federal (Fed). Ha preparado el terreno para que su sucesor desde este mismo fin de semana, Jerome Powell, eleve los tipos de interés en su primera cita como mandamás del banco central estadounidense. Será su bautismo como 'banquero central'.

Porque eso, subir los tipos, endurecer las condiciones monetarias, ha sido siempre el hecho distintivo de ser banquero central. Al menos, en la vieja escuela. Por eso, cuando en septiembre de 1987, apenas un mes después de alcanzar la presidencia de la Fed, Alan Greenspan ejecutó su primera subida de los intereses, recibió una llamada de su predecesor, Paul Volcker, todo un halcón capaz de subir el precio del dinero en EEUU hasta el 20% a comienzos de los años 80 para aniquilar la inflación. "Enhorabuena", le dijo Volcker, "ahora que has subido los tipos de interés ya eres un banquero central".

Powell no tendrá que esperar mucho, apenas nada, para recibir una llamada similar. Como le pasó a su vez al predecesor de Yellen, Ben Bernanke, que también se estrenó en marzo de 2006 con un repunte de los tipos, todo indica que Powell saldará la reunión de los días 20 y 21 de marzo, la primera que oficiará ya como presidente tras haber asistido en los últimos años como gobernador de la Fed, con un incremento del precio del dinero. Ese día contará además con el parapeto de unas nuevas previsiones económicas y sobre los tipos de interés, que siempre le proporcionarán más información y cobijo para poder actuar, al tiempo que ofrecerá la que también será su primera rueda de prensa como 'jefe' de la Fed. Con todos estos ingredientes, el mercado concede una probabilidad superior ya al 80% al aumento en esa cita; 24 horas antes, esa proporción se situaba en el 72%.

El mercado, que antes de la reunión de enero daba una probabilidad del 72% a la subida de marzo, ya sitúa esa opción por encima del 80%

Lo que ha ocurrido por el camino es la primera reunión de política monetaria de 2018 de la Fed, que también ha sido la última de Yellen tras cuatro años como presidenta. Y aunque se ha saldado sin cambios en los tipos, que permanecen por tanto en el 1,25-1,50% en el que se encuentran desde diciembre, sí ha incluido dos novedades en su comunicado que preparan el terreno hacia esa esperada subida de marzo.

La primera, el mayor optimismo con el que la Fed ve la situación económica. Ha reiterado que el mercado laboral se sigue fortaleciendo y que el crecimiento es "sólido", pero ha ampliado esta solidez al consumo de los hogares, a la inversión empresarial y a la mejora del mercado laboral, un matiz relevante.

Y la segunda, aún más determinante si cabe, alude a los precios. Es decir, al factor que ha propiciado que Yellen haya protagonizado una gradual subida de los tipos bajo su mandato: cinco desde finales de 2015. En diciembre, la Fed reconocía que todavía veía la inflación "algo por debajo del objetivo del 2% a corto plazo". Ahora ya no lo encuentra así. Cree que los precios "se moverán al alza y que los precios se estabilizarán en torno al objetivo del 2% a medio plazo". O lo que es lo mismo, menos miedo y más confianza en que los precios acabarán subiendo y, por tanto, camino libre para una vuelta de tuerca al precio del dinero.

"Creemos que la próxima subida tendrá lugar en marzo y que en todo el año habrá tres incrementos de los tipos", vaticinan desde Oxford Economics. "La lectura que hacemos del conjunto del comunicado en que la Fed subirá los intereses en marzo", constatan desde Barclays. "Nosotros prevemos que la Reserva Federal aumentará los tipos en mazo y en junio, pero creemos que la tercera subida de los tipos prevista para este año se retrasará a 2019", opinan los analistas de Rabobank.

En los mercados, la huella más evidente de la más que probable subida de marzo se observa en la deuda pública. Los inversores han reaccionado con ventas, con el consiguiente repunte de la rentabilidad, que sube cuando el precio de los títulos baja. Así, la rentabilidad de los bonos estadounidenses a 10 años repunta al 2,71%, aunque ha llegado a estirarse hasta el 2,75%, para moverse en los niveles más altos desde 2014. En las divisas, el dólar se mantiene en torno a las 1,24 unidades por euro. Y en Wall Street, las intenciones de la Fed han enfriado unas ganancias que eran mayores antes de conocer el veredicto del banco central.

El terreno, por tanto, está más que sembrado. Para que Powell se estrene a lo grande en marzo. Y para que la Fed haga bueno el pronóstico de que, por segundo año consecutivo, en 2018 elevará los tipos hasta en tres ocasiones. Es la herencia de Yellen. Porque ella ya es historia.

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