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El euro se ha dado de bruces contra la cautela y moderación con que el Banco Central Europeo (BCE) se enfrenta al fin de su política expansiva. La reunión de junio dejó una sola buena noticia para la moneda única: las compras de bonos acabarán en diciembre de este año. El resto del mensaje del supervisor monetario supuso un mazazo para los optimistas y el euro rápidamente drenó todas las ganancias de las últimas semanas. Después de haber tocado un mínimo de dos semanas este viernes, en los 1,1550 dólares, va de camino a rubricar su peor semana desde finales de 2016.

La divisa comunitaria sigue muy deprimida alrededor de los 1,1560 dólares y su aspecto técnico de corto plazo no puede ser más negativo, por lo que tiene las puertas abiertas de par en par a mayores pérdidas después de haberse dejado poco más de un 2,5% en menos de 24 horas. “Conviene recordar que el euro/dólar se encuentra en fase de rebote (o fase de reacción) tras un fuerte tramo bajista que le llevó en poco más de un mes desde los 1,24 hasta los 1,15 casi sin descanso", explica Jose María Rodríguez, analista técnico de Bolsamanía.

El 'QE' morirá en el último mes del año, por lo que extenderá tres meses su duración. El regulador destinará 30.000 millones de euros mensuales a su programa de compra de activos hasta septiembre y 15.000 millones de euros mensuales durante el último trimestre de 2018.

‘BOFETADA’ DE REALIDAD

Las ‘palomas’ del banco central se impusieron precisamente en este punto, en el de la subida de tipos. El primer incremento del precio del dinero no llegará hasta después de finales del verano de 2019, es decir, hasta dentro de más de un año. Además, el presidente del BCE, Mario Draghi, puso especial énfasis durante su rueda de prensa en dejar claro que este movimiento está sujeto a múltiples condiciones.

Moderación absoluta la del banquero central también para reducir las compras de activos, que va de la mano de la perspectiva económica. De hecho, el mensaje de Draghi fue muy claro: habrá más compras de activos y se mantendrá la flexibilización si la situación se deteriora, pero no se incrementará el ritmo de la normalización si el panorama mejora.

Y tanta cautela hirió a los alcistas del euro de muerte. Cabe recordar que las compras de la moneda única se habían visto espoleadas en la última quincena por las perspectivas de una aceleración en el endurecimiento de la política monetaria del banco central. “Si bien se puso fecha de defunción al QE, se hizo evidente que el BCE no va a pisarle los talones a la Reserva Federal (Fed) a la hora de subir los tipos, por lo que la noticia se tomó como una extensión inesperada de la acomodación monetaria”, explica Ken Odeluga, analista de City Index.

EL DÓLAR MARCA EL COMPÁS

Pero no todo se basa en la debilidad del euro. Una vez atrás la cita con el BCE, el dólar ha podido reanudar su rally inspirado por el anuncio de la Fed de que habrá cuatro incrementos de tasas en 2018. Con el diferencial entre los bonos de EEUU y los europeos ampliándose, el índice del dólar está en lo máximos del año, en los 95,00 puntos, un nivel que, de quebrarse, “indicará claramente que los alcistas del dólar han tomado el control”, indica Neil Wilson analista de Markets.com.

“Cada vez parece más que la Fed, al igual que la Casa Blanca, está en desacuerdo con Europa, el Reino Unido y Japón. EE. UU. va por su cuenta en la senda del ajuste monetario y eso podría generar elevadas dosis de dolor en el futuro”.

El auge del dólar está haciendo sufrir a las divisas emergentes, que vuelven a dejarse llevar por las ventas este viernes. El peso mexicano se ha desplomado hasta su peor cambio desde enero de 2017 y apunta al cambio de 21 pesos por dólar. El peso argentino, por su parte ha vuelto a desplomarse hasta un nuevo mínimo histórico en los 27,70 pesos contra el dólar.

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