• Cuatro de los seis miembros del Comité Ejecutivo se irán entre 2018 y 2019
  • El mandato de Mario Draghi expirará el 31 de octubre de 2019
  • La vicepresidencia, para la que suena Luis de Guindos, quedará vacante en mayo de 2018
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El presidente del BCE, Mario Draghi.

No hay descanso para el Banco Central Europeo (BCE). Tras una década luchando contra la peor crisis desde la Gran Depresión, la historia le espera de nuevo con un desafío mayúsculo, consistente en acometer la retirada de los estímulos mientras renueva su cúpula, con Mario Draghi a la cabeza.

El calendario así lo establece. Entre 2018 y 2019, el BCE relevará a su presidente, a su vicepresidente y a otros dos miembros del Comité Ejecutivo, que actúa como auténtica 'sala de máquinas' de la institución. En total, por tanto, cuatro de sus seis representantes serán sustituidos en los dos próximos años. Y no serán unos años cualquiera, puesto que el BCE afrontará en 2018 y 2019 la retirada de los estímulos monetarios que ha puesto en liza para luchar contra la crisis y sus múltiples efectos.

Este jueves, de hecho, dará los primeros detalles sobre el repliegue de esos estímulos. Tal como anticipó el presidente de la entidad, Mario Draghi, en septiembre, la reunión de política monetaria que el Consejo de Gobierno del BCE celebrará ese día arrojará novedades con respecto al futuro de los Programas de compras de activos (APP, por sus siglas en inglés).

Actualmente, la institución viene dedicando 60.000 millones de euros mensuales a la compra de deuda pública y privada en el mercado hasta finales de este año. Lo que espera el mercado es que Draghi anuncie este jueves que desde enero reducirá esa cantidad hasta los 30.000 o 40.000 millones mensuales, para luego rebajarla hasta los 15.000 o 20.000 millones a mediados de 2018, antes de interrumpir por completo las compras a finales del próximo año. "Menos compras de deuda, pero durante más tiempo", resumen los analistas de Barclays.

Por el camino, los tipos de interés oficiales seguirían anclados en el 0% en el que se encuentran desde marzo de 2016, en tanto que los tipos de la facilidad de depósito, situados en el -0,40%, sí podrían ir subiendo moderadamente.

UN CARGO PARA ESPAÑA

El desafío que supone esta 'operación retorno' se acrecienta porque coincidirá con una profunda renovación en la cúpula de la entidad. El primer relevo afectará a la vicepresidencia. El mandato del actual número 2, Vítor Constancio, vencerá el 31 de mayo de 2018. Salvo sorpresa, España tendrá mucho que ver en este relevo. Tras haber perdido 'su' silla en el Comité en mayo de 2012, que fue cuando venció el mandato de José Manuel González-Páramo, todo indica que ahora, con la recuperación ya en marcha y con una mayor credibilidad financiera, es el momento de recuperar presencia en la 'zona noble' de la institución monetaria.

Según publicó 'El Mundo' en septiembre, Luis de Guindos figura como un candidato claro -y bien visto por las autoridades alemanas-. Otras voces, sin embargo, se inclinan por proponer algún candidato menos ligado a la política en los últimos años y con un perfil más técnico. En este sentido, incluyen en la lista nombres como los de José Luis Escrivá, presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), o José Manuel Campa, exsecretario de Estado de Economía y responsable del Área de Relación con Supervisores y Reguladores de Banco Santander.

EL TURNO DE UN ALEMÁN

Si España no cuela a ningún candidato para la vicepresidencia, al menos sí debería asegurarse una de las dos sillas 'secundarias' que quedarán vacantes en el Comité, la del belga nacido en Alemania Peter Praet y la del francés Benoit Coeuré. Porque la tercera vacante de 2019 se antoja demasiado pretenciosa, ya que es la 'silla de las sillas'. En noviembre de 2019 el BCE dirá adiós a Draghi, la persona que ha marcado un antes y un después en la historia de la institución tras su llegada a la presidencia en noviembre de 2011.

Bajo su batuta, los tipos han bajado como nunca -al 0% los oficiales y al -0,40% los de depósito-, ha ideado iniciativas sin precedentes para sellar las costuras del euro -como la OMT diseñada en 2012- o para proporcionar más liquidez a los bancos -como el LTRO y el TLTRO-, ha introducido una hoja de ruta ('forward guidance' para los tipos, ha lanzado un programa de compras en el mercado, ha reforzado la transparencia con la publicación de las actas de las reuniones de política monetaria de la entidad y ha engordado como nunca el balance de la entidad, que ahora asciende a 4,37 billones de euros, una cifra equivalente al 40% del Producto Interior Bruto (PIB) de la Eurozona.

Axel Weber renunció en 2011 a ser el primer alemán en presidir el BCE. Su sucesor en el Bundesbank, Jens Weidmann, figura ahora como el candidato mejor colocado para relevar a Draghi. Y su llegada no sería indiferente para la retirada de los estímulos

Tras semejante despliegue, su sucesor lidiará con el repliegue. Y todo indica que esa responsabilidad recaerá sobre un alemán porque, pese a ser diseñado como una prolongación del Bundesbank germano, el BCE todavía no ha tenido un presidente alemán. El primero fue el holandés Wim Duisenberg, que estrenó el cargo con una presidencia que se prolongó de 1998 a 2003. Le sucedió el francés Jean-Claude Trichet y ya en noviembre en 2011 llegó el turno del italiano Mario Draghi.

En este último relevo ya se esperaba a un alemán. Axel Weber, entonces presidente del Bundesbank y firme defensor de la ortodoxia monetaria, parecía el mejor posicionado para relevar a Trichet. Pero a comienzos de 2011 renunció a la sucesión por las discrepancias con la estrategia que estaba desplegando el BCE y porque, a su juicio, no contaba con el respaldo suficiente por parte de las autoridades alemanas. Su marcha liberó el camino para la llegada de Draghi.

Más de seis años después, el sucesor de Weber en el Bundesbank, Jens Weidmann, figura como el mejor colocado para presidir el BCE a partir de 2019. Crítico con la actual 'alegría' monetaria de la entidad, Weidmann encaja con la etiqueta de 'halcón' que se concede a los banqueros centrales más celosos de la ortodoxia. Su llegada, por tanto, repercutiría en la intensidad del repliegue monetario que la Eurozona se dispone ya a comenzar.

Pero sin pasarse por ahora, porque la dureza de Weber fue la que le apartó de la sucesión de Trichet. Por eso, Weidmann podría optar en estos momentos por mostrar un perfil duro, pero abierto al diálogo entre los 'halcones' y las 'palomas' del BCE. "Hasta cierto punto, Weidmann está más abierto a un compromiso entre las dos partes porque podría figurar en la contienda para reemplazar a Draghi en 2019", apuntan desde Investec Bank.

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