mario draghi euro portada

El mercado esperaba que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, reconociera que la desaceleración económica de la Eurozona es más aguda de lo que previó en diciembre. Estaba preparado para que se pusiera sus alas de paloma, pero en su primera rueda de prensa del año "se ha pasado de la raya", comentan los expertos. Ha hecho todo lo anterior y, además, ha dejado la puerta abierta a nuevos estímulos, si es preciso.

"Seguimos teniendo nuestros instrumentos", ha dicho el presidente del supervisor, aludiendo a la famosa caja de herramientas de su política monetaria. "Y estamos listos para usarlos" si la debilidad económica persiste, ha declarado el italiano. De hecho, algunos expertos indican que "los inversores se han quedado con la sensación de que el BCE recortaría tipos si es que estos no estuvieran ya en mínimos históricos". Suficiente para provocar caídas en las bolsas del 'Viejo Continente' y en el euro que se borraron rápidamente este jueves, en una reacción en los parqués más bien limitada.

Pero, por otro lado, esta firmeza a la hora de enfatizar las bondades de su política ultra-expansiva, que seguirá siéndolo por largo tiempo aunque se empezaran a subir los tipos, se ha visto contrarrestada por un Draghi que ha tratado de espantar el fantasma de la recesión. "Los miembros del Consejo de Gobierno del BCE han acordado de forma unánime que los riesgos de recesión son bajos", ha explicado.

En cualquier caso, el banquero central ha comprado tiempo. Ha insistido que la reunión de enero ha sido sólo de evaluación, esquivando una pregunta tras otra sobre qué medidas tomará la entidad para paliar la ralentización. Y ha repetido en varias ocasiones que el Consejo de Gobierno "ha reconocido el impulso más débil de la economía y ha cambiado el equilibrio de riesgo para el crecimiento de forma unánime".

No podía ser de otra manera. La desaceleración ha afectado a las cuatro economías principales de la región: Alemania, Francia, Italia y España. Cada país enfrenta dificultades específicas, pero los cuatro han registrado una caída sincronizada en sus indicadores de actividad, incluidos los datos del índice de gestores de compras (PMI). Además, la inflación subyacente, un indicador clave para el BCE, se está estancando en alrededor del 1%, lejos de la meta del banco central, que es casi del 2%.

Se da, por lo tanto, dos meses para seguir monitorizando muy de cerca la evolución de la economía por si el banco central debe intervenir en algún momento. Y ha subrayado que será la marcha de la macro la que dictará sus siguientes pasos.

¿CUÁNTO CAMBIARÁ LA ORIENTACIÓN A LOS MERCADOS?

En este sentido, ha señalado que en marzo volverán a discutir la debilidad de la economía y será entonces el momento de tomar medidas. La clave será cuánto está dispuesto a cambiar el BCE "su orientación a futuro de que las tasas permanecerán sin cambios 'hasta al menos hasta el verano de 2019'", apuntan analistas de Pantheon Macroeconomics.

"Los mercados ya no compraban la apuesta de que el BCE pudiera incrementar los tipos en 2019 antes de la reunión de hoy, sentimiento que no ha cambiado", prosiguen los analistas. De hecho, la opinión más extendida entre economistas y expertos es que los incrementos se pospondrán hasta finales de 2020. Además, Draghi ha enfatizado que el BCE está ahora en modo de ver y esperar con respecto a la trayectoria de los datos económicos, "algo que siempre ha sido así, sólo que es ahora cuándo lo reconoce", redondean.

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