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De acuerdo con la sostenida relajación de las restricciones por la pandemia mundial del COVID-19 en la actividad económica, la fuerte desaceleración del sector manufacturero de la zona euro continuó ralentizándose en junio. No obstante, las perspectivas positivas contrastan con los continuos recortes de empleo.

Como refleja el índice PMI publicado este miércoles y elaborado por la consultora Markit, la economía manufacturera se fortaleció hasta alcanzar 47,4, su máxima de cuatro meses, frente a 39,4 registrado en mayo, y se situó por encima de su estimación precedente.

Con un aumento de ocho puntos desde mayo, el índice PMI se recuperó aún más de su mínima récord observada en abril. No obstante, ha registrado una lectura por debajo del nivel de ausencia de cambios de 50 durante diecisiete meses consecutivos y sigue señalando que el sector se enfrenta a unas condiciones operativas desafiantes. Son embargo, hubo cierta divergencia entre las tendencias por grupos de mercado. Tanto el sector de bienes intermedios como el de bienes de capital continuaron contrayéndose, pero los productores de bienes de consumo retornaron al crecimiento.

La producción manufacturera disminuyó solo levemente en junio y a un ritmo mucho más lento en comparación con las considerables caídas observadas en los últimos meses. No obstante, la producción continúa estando afectada por la persistente debilidad de los nuevos pedidos recibidos. La encuesta de junio nuevamente mostró una notable reducción de los nuevos pedidos en total (aunque al ritmo más débil de cuatro meses). Los nuevos pedidos para exportación también disminuyeron, registrando una contracción por vigésimo primer mes consecutivo y reduciéndose a un ritmo notable.

El empleo cayó en junio por decimocuarto mes consecutivo y de nuevo a un ritmo intenso

Los últimos datos indican que las empresas continuaron operando muy por debajo de su capacidad en junio, ya que los pedidos pendientes de realización disminuyeron por vigésimo segundo mes consecutivo, y nuevamente a un ritmo fuerte (a pesar de haberse ralentizado desde mayo). Debido a la reducción de horas de trabajo y a la falta de cargas de trabajo en general, se registraron recortes de personal. El empleo cayó en junio por decimocuarto mes consecutivo y de nuevo a un ritmo intenso.

La actividad de compra también se mantuvo débil en junio y los fabricantes optaron por reducir sus compras de insumos por decimonoveno mes consecutivo. Las empresas encuestadas decidieron utilizar los stocks existentes, siempre que les fue posible, mientras que se esforzaron por liberar capital circulante. En consecuencia, los stocks de materias primas y de productos terminados disminuyeron en junio. A pesar de esta menor demanda de insumos, los plazos medios de entrega continuaron alargándose. Aunque aumentaron al ritmo más lento de los últimos cuatro meses, los plazos de entrega fueron de nuevo notablemente más largos a medida que los proveedores continuaron afrontando desafíos del transporte y de la escasez de stocks en sus unidades.

Los últimos datos de los precios indicaron que en junio siguieron manifestándose presiones deflacionistas en toda la economía manufacturera. Los costes de los insumos se redujeron por decimotercer mes consecutivo, y los fabricantes repercutieron la disminución de sus costes a los clientes. Los precios medios de venta se redujeron fuertemente, extendiendo el período actual de deflación a un año.

Por último, la confianza con respecto a la producción en el plazo de doce meses volvió a territorio positivo en junio y alcanzó su nivel más alto en cuatro meses. Los fabricantes vincularon el sentimientopositivo con la esperanza de que la continua relajación de las medidas de confinamiento respalde el retorno al crecimiento de las ventas y la demanda a lo largo de los próximos doce meses.

Por países, todos registraron una mejora relativa en sus respectivos índices PMI de junio y la mayoría registró sus cifras más altas desde febrero pasado. Cabe destacar que los índices PMI de dos países, Francia e Irlanda, se situaron por encima del nivel de ausencia de cambios de 50, y el crecimiento en Francia alcanzó su máxima en 21 meses. Grecia y España se acercaron a la estabilización, seguidas de Italia y Austria. Alemania y los Países Bajos continuaron a la zaga del resto de la región. Además, todos los países registraron una caída en el empleo manufacturero, encabezada por Alemania, Italia y los Países Bajos.

"Los datos finales del índice PMI de junio se suman a las señales de que las fábricas de la zona euro están experimentando una fuerte recuperación inicial a medida que la economía se reanima tras los confinamientos por la COVID-19", destacan desde Markit, que explican que el aumento observado en el estudio de junio es indicativo de que la producción cae a una tasa anual de solo el 2%, en comparación con una tasa de contracción cercana al 30% observada en el punto más alto de los confinamientos en abril.

"Este notable cambio implica alzas intermensuales muy fuertes en las cifras de producción oficiales en los últimos dos meses. Las expectativas para los próximos doce meses también se han recuperado fuertemente a medida que crecen las esperanzas de que la economía continúe reactivándose en los próximos meses. No obstante, incluso con estos incrementos, la producción y el sentimiento permanecen por debajo de las máximas prepandémicas y es probable que la persistente debilidad de la demanda combinada con las medidas de distanciamiento social actual actúe como un lastre para la recuperación".

"Por lo tanto, el enfoque ahora se centra en si los incrementos observados en los últimos dos meses van a seguir su tendencia alcista o si el impulso se va a desvanecer de nuevo después de este rebote inicial", concluyen.

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