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Esta Semana Santa se ha contado en muchos medios (sobre todo el la televisión) que Europa moviliza medio billón en ayudas para que España supere el impacto del coronavirus. Nada más lejos de la realidad: ni son medio billón, ni son ayudas, ni son todas para España. Son préstamos y solo destinados al gasto sanitario. Nuestro Gobierno ha sufrido una derrota estrepitosa más allá de que no se acepten los coronabonos (que estaban descartados hace semanas). Su única victoria es que no nos pongan exigencias de reducción del déficit a cambio de este rescate.

Se supone que las aspiraciones del Gobierno en la negociación con los demás países de la UE en el seno del Eurogrupo eran, por este orden: 1) la mutualización de la deuda en que habrá que incurrir mediante una emisión de bonos conjuntos (los eurobonos o coronabonos) cuyo importe se repartiría entre los Estados; 2) la misma mutualización mediante la creación de un vehículo intermedio, un fondo conjunto, que emitiera esos bonos; 3) la concesión de subvenciones para hacer frente a los enormes gastos en ayudas, subsidios, avales y moratorias; y 4) la concesión de préstamos para dicho fin.

Pues bien, la ministra Nadia Calviño no ha conseguido ninguno de los cuatro, por mucho que diga que es un buen acuerdo. Los coronabonos estaban descartados hace semanas aunque Pedro Sánchez siguiera insistiendo para consumo de su parroquia. Pero es que ni siquiera ha logrado que nos concedan un préstamo para sufragar el famoso "escudo social" de Pablo Iglesias. Los 240.000 millones movilizados - no son 500.000 y son para repartir entre los 27, no solo para España- son un "préstamo en condiciones ventajosas", como calificó Guindos al rescate financiero de 2012, que solo pueden utilizarse para los gastos sanitarios. Y salen del mismo instrumento, el MEDE (Mecanimo Europeo de Estabilidad).

Y PODÍAN HABERNOS PUESTO CONDICIONES PARA LOS PRÉSTAMOS

Es cierto que no es el único programa. La Comisión también ha aprobado el Programa SURE contra el desempleo, que también es un préstamo que hay que devolver pero esta vez sí podrá utilizarse para sufragar medidas como los ERTE españoles. Además, solo está dotado con 100.000 millones a repartir entre todos; y nosotros nos vamos a gastar solo eso en los avales de los créditos ICO. En tercer lugar, están los créditos del Banco Europeo de Inversiones, que son préstamos para pymes que se canalizarán a través de la banca.

La única medalla que puede ponerse nuestro Ejecutivo es que, encima de no darnos nada de lo que pedíamos, no nos hayan puesto condiciones a cambio de estos préstamos como sí hicieron en 2012 (recuerden a los 'hombres de negro'). Unas condiciones que consistían en cumplir de una vez los objetivos de déficit público -llevamos 10 años incumpliéndolos- y que exigía Holanda, pero que retiró por presión de Alemania (no de España), que considera que hay que tener flexibilidad en una crisis como la actual.

¿HOLANDA Y ALEMANIA SON LOS MALOS?

Luego está la cuestión valorativa, donde entran los ataques furibundos de la izquierda a los países del Norte por insolidarios con nosotros en esta hora de necesidad. En estos países (de tradición calvinista) pesa mucho el tópico de manirrotos y derrochadores de los países del Sur (de tradición católica u ortodoxa), y también está muy fresco el recuerdo de los rescates de Grecia, Irlanda, Portugal y España en la crisis del euro. Para esos Gobiernos, darnos ayudas a fondo perdido sería un suicidio electoral porque sus ciudadanos se oponen radicalmente a "pagarnos la fiesta".

Se puede aducir que ahora no se trata de una fiesta, sino de una crisis sanitaria nunca vista. La respuesta a este argumento llegó desde Finlandia: cada país tiene que ser responsable de los gastos en que incurra por la epidemia. Para eso debería contar con colchones para emergencias y, si no los tiene, es porque se ha gastado el dinero en cosas innecesarias. Aun así, y dado que la gente está muriendo, han aceptado ayudarnos, pero estrictamente para eso, para salvar vidas. De ahí que el préstamo del MEDE solo se pueda utilizar para gastos sanitarios.

Tampoco son verdad las críticas que dicen que Europa nos ha dejado abandonado y que, para el resto de gastos, tendremos que apañarnos nosotros solitos. Porque casi todos los análisis se olvidan del BCE, que es el actor más importante y el único órgano europeo al que los Estados han transferido soberanía de verdad. Christine Lagarde ha puesto en marcha un programa de compra de deuda pública de hasta 750.000 millones, que, en la práctica, supone monetizar la deuda de los Estados, incluido España.

Eso es lo que explica que, a diferencia de 2012, nuestra prima de riesgo no ande ya por los 500 ó 600 puntos básicos. La cuestión es si, para pagar todas las medidas que el Gobierno ha anunciado, el incremento de la deuda pública va a ser demasiado grande incluso para el BCE. Entonces sí que vamos a tener un problema serio.

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