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Flickr/Robert Scoble

La economía del sector manufacturero de la zona euro se contrajo fuertemente en marzo debido al notable deterioro de las condiciones operativas provocado por el brote mundial del Covid-19. La producción, los nuevos pedidos y las compras se redujeron fuertemente, mientras que el empleo se recortó notablemente y las limitaciones de la oferta se intensificaron a un ritmo récord, según apunta el índice PMI publicado este miércoles. La confianza sobre el futuro cayó a mínimos históricos.

El índice PMI del sector manufacturero de la zona euro, elaborado por la consultora Markit, corregido de factores estacionales, se situó por debajo del nivel de ausencia de cambios de 50 por decimocuarto mes consecutivo y disminuyó considerablemente desde 49,2, sus máximos de un año registrados en febrero, hasta caer a 44,5 en marzo. Además, el índice fue el más bajo en noventa y dos meses.

En su conjunto, la producción manufacturera cayó al ritmo más fuerte desde abril de 2009. La fabricación cayó bruscamente de acuerdo con una caída similar de los nuevos pedidos recibidos por el sector manufacturero, que también disminuyeron a un ritmo no superado en casi once años. El comercio de exportación cayó bruscamente y al ritmo más fuerte desde marzo de 2009.

Los fabricantes continuaron enfrentándose a obstáculos importantes para conseguir suministros en marzo, tanto dentro como fuera de los mercados europeos. La última encuesta mostró que los plazos medios de entrega se alargaron hasta máximos de casi veintitrés años de recopilación de datos y las empresas de todos los países estudiados indicaron retrasos considerables en las entregas de sus insumos. Por su parte, los plazos de entregas empeoraron a pesar de que las empresas registraron una marcada reducción en sus actividades de compras. La actividad de compras se redujo por decimosexto mes consecutivo en marzo y la encuesta señaló que el ritmo de contracción fue el más fuerte registrado desde mediados de 2012.

Las perspectivas se volvieron más sombría, reflejando la preocupación sobre el impacto a corto y largo plazo de la pandemia en la economía

Los fabricantes también recortaron sus niveles de empleo durante el mes y la destrucción neta de las plantillas fue la más marcada indicada por el estudio en más de una década.

La reducción de precios de algunas materias primas y productos semielaborados, además de unos precios más bajos relacionados con el petróleo, conllevaron a una marcada caída de los costes de los insumos en marzo. El período actual de deflación se ha extendido a diez meses, y la última caída de los precios fue la más pronunciada desde noviembre del año pasado. Las tarifas también bajaron a la tasa más fuerte registrada por el estudio en cuatro años.

Mientras, la confianza con respecto a las perspectivas se volvió cada vez más sombría en marzo, reflejando la preocupación sobre el impacto a corto y largo plazo de la pandemia del Covid-19 en la actividad económica global. El optimismo cayó al mayor grado mensual en la historia de la serie, que comenzó en julio de 2012, y también fue el más bajo registrado por el estudio hasta la fecha.

Por países, la pérdida de empleo fue especialmente fuerte en Austria, Alemania e Irlanda. Todos los índices PMI a nivel nacional disminuyeron con respecto al mes anterior. Italia experimentó el mayor deterioro de las condiciones operativas y su respectivo índice PMI registró el nivel más bajo en casi once años. Después de haber indicado consistentemente el mejor crecimiento durante los últimos meses, Grecia registró el segundo peor resultado en marzo.

En el resto de los países, Francia, Irlanda y España registraron sus lecturas más bajas del PMI de varios años. Solo el índice PMI de los Países Bajos se situó por encima del nivel de ausencia de cambios de 50.0 en marzo, aunque su crecimiento fue leve. Francia, Alemania y Grecia registraron las mayores reducciones de los nuevos pedidos para exportaciones.

En Markit comentan que "incluso la caída del índice PMI hasta mínimos de siete años y medio oculta la gravedad del desplome del sector manufacturero, ya que incluye una medida de los retrasos en las cadenas de abastecimiento, lo que impulsó el índice. Los retrasos en el suministro normalmente se perciben como una señal de aumento de la demanda, pero en este momento los retrasos casi récord son una indicación de que las cadenas de suministro mundiales están siendo decimadas por el cierre de fábricas en todo el mundo".

Consideran que hay que "analizar los indicadores de producción y de nuevos pedidos de la encuesta para comprender mejor la escala del probable impacto en la economía que resultará del colapso del sector manufacturero, y estos índices sugieren que la producción cayó al ritmo más fuerte desde 2009, bajando a una tasa anual que se acerca a los dos dígitos".

No obstante, añaden que "lo preocupante es que todavía estamos un poco lejos del pico de disminución del sector manufacturero. Además del impacto en la producción simplemente debido a que muchas fábricas cerraron sus puertas, es probable que en las próximas semanas disminuya notablemente el gasto empresarial y de consumo de bienes, ya que las medidas para contener el coronavirus resultan en una dramática reducción de los nuevos pedidos recibidos en las fábricas que aún se encuentran operativas. Es probable que los cierres de empresas, los confinamientos y el aumento del desempleo tengan un impacto sin precedentes en el gasto en todo el mundo, hundiendo la demanda de una amplia gama de productos. Las excepciones serán los productores de alimentos y de productos farmacéuticos, pero en el resto de la industria, grandes sectores podrían sufrir recesiones jamás vistas con anterioridad".

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