des billets de banque en euros et un drapeau europeen dechire

Tras meses de discusiones, los ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE) lograron salvar las diferencias y sacaron adelante las nuevas reglas de control del déficit y de la deuda que, en general, incluyen requisitos mínimos de disciplina fiscal pero darán mayor control a los países sobre su ritmo de ajuste. Esto es lo bueno, lo feo y lo malo de estas futuras reglas fiscales.

"La buena noticia es que se llegó a un acuerdo con amplio apoyo. Lo malo es que persisten puntos de referencia y objetivos arbitrarios, lo que genera preocupaciones sobre la credibilidad. Lo feo es que, lejos de simplificar el marco, las nuevas reglas son igual de complicadas y de múltiples capas", resumen los expertos de Oxford Economics. "Aunque, dadas las limitaciones y las posiciones iniciales de los dos bandos principales, en general está bastante equilibrado", añaden.

"En comparación con las antiguas reglas, las nuevas son menos estrictas, describen vías de ajuste fiscal más graduales y específicas para cada país y protegen ciertas inversiones y reformas estructurales", apuntan en Danske Bank.

Las nuevas reglas mantienen los límites del 3% y del 60% del déficit y de la deuda, respectivamente, sobre el Producto Interior Bruto (PIB), pero se tiene más en cuenta la situación de cada país, puesto que se incluyen sendas fiscales individuales para cada Estado miembro de cuatro años en la que el país deberá mejorar el saldo estructural en un 0,4% del PIB cada año hasta alcanzar el 1,5%. Un periodo ampliable a siete años si los países se comprometen a realizar reformas e inversiones pactadas con la Comisión Europea.

Además, los países cuya deuda supere el 90% del PIB tendrán que recortarla un 1 punto porcentual de media cada año, en los que se coloque entre el 60% y el 90%, el recorte tendrá que ser de 0,5 puntos, mientras que los que posean un déficit menor al 3% del PIB tendrán que reducirlo a la mitad, dejando el déficit estructural máximo en el 1,5%. Las desviaciones superiores al 0,3% anual o al 0,6% acumulado en la senda de ajuste generarán multas.

¿Qué puede considerarse como lo bueno, lo feo y lo malo de estas nuevas reglas? Lo bueno es que las nuevas reglas están respaldadas por un amplio acuerdo entre los estados miembros de la eurozona y, en lugar de una solución única para todos, los planes de ajuste se adaptarán más a las características específicas de cada país, responden en Oxford Economics.

Para ellos, "esto es positivo para el sentido de propiedad cuando se trata de la implementación nacional. Además, las inversiones en verde, digital y defensa (objetivos importantes de la UE) reciben un trato especial".

Lo malo es que persisten puntos de referencia cuantitativos arbitrarios: "El más importante de ellos es el ritmo de reducción de la deuda de los países muy endeudados". Por último, lo feo es que, "lejos de simplificar el marco, las nuevas reglas tendrán múltiples niveles y serán complicadas, con numerosas exenciones y extensiones al ritmo de ajuste dependiendo de un conjunto de condiciones. Esto plantea viejas preguntas sobre su credibilidad y cumplimiento. Pero en general, se ha reducido el riesgo de un gran ajuste entre los países muy endeudados, que podría ser contraproducente", dicen.

Los analistas de Danske Bank opinan que el nuevo ajuste es más gradual y más manejable. "De este modo aumenta el espacio fiscal y al mismo tiempo garantiza un colchón para aumentos inesperados de gastos y pagos de tipos de interés más altos hasta el límite del déficit presupuestario general del 3%".

Como crítica, comentan que en las antiguas reglas nunca se han impuesto multas monetarias a los países que infringen las normas. En las nuevas reglas, los países pueden desviarse de la trayectoria del gasto neto en un 0,3% anual o un acumulado del 0,6% del PIB durante el período de ajuste de cuatro o siete años. "Será clave saber si se impondrán y pagarán multas. Si este es el caso, la credibilidad fiscal del Estado soberano de la UE por fin aumentará".

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