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Huspy

La inflación seguirá siendo un dolor de cabeza para la Eurozona pese a las agresivas subidas de tipos del Banco Central Europeo (BCE). Así lo creen los expertos de Bank of America (BofA), que han elevado sus previsiones tanto para este año como para el siguiente. Ahora esperan que los precios cierren en el 8,1% en 2022 y en el 5,3% en 2023.

"Actualizamos nuestras previsiones de inflación en la zona euro tras la sorpresa de agosto, los recientes movimientos de los precios de las materias primas y las últimas medidas anunciadas por los gobiernos de la región", apuntan los estrategas del banco estadounidense en uno de sus últimos informes.

De hecho, "esperamos que la inflación alcance un máximo del 9,4% en septiembre y octubre", y a partir de ahí se irá reduciendo "muy lentamente" hasta cerrar en el 8,1% en 2022 (+30 pb) y en el 5,3% en 2023 (+60 pb). No obstante, reconocen que "dada la cantidad de incertidumbre, es más seguro suponer que veremos el pico de la inflación en algún momento a lo largo del cuarto trimestre".

Además, BofA recalca que "la mayor persistencia de la inflación de los alimentos y las recientes medidas de los gobiernos (Francia es una de las principales) son los principales motores del aumento en 2023".

También explican que han decidido elevar sus previsiones de inflación subyacente. Aumentan ligeramente hasta el 3,6% en 2022 (+10 pb) y el 2,6% en 2023 (+15 pb), "impulsadas por una inflación de bienes más resistente de lo que esperábamos en los dos últimos meses".

"Seguimos pensando que el descenso persistente de la demanda y las grandes brechas de producción negativas, como consecuencia del shock de los precios de la energía y de un mayor endurecimiento de la política monetaria, acabarán dominando la dinámica de la inflación", comentan. Y vaticinan que "la inflación subyacente no caerá por debajo del 2% hasta finales de 2023, mientras que habrá que esperar hasta 2024 para que la inflación general llegue a ese nivel".

LAS SUBIDAS DE TIPOS AYUDARÁN, PERO...

Los analistas de BofA esperan que el pico de inflación llegue en el último trimestre del año, aunque luego "descenderá muy lentamente", insisten. Por ello, creen que "el BCE seguirá subiendo el tipo de interés más allá de 2022", y es lo que les ha llevado a situar el tipo de depósito en el 2,5%, "muy por encima del consenso".

"También es la razón por la que hemos señalado que hay mucho más riesgo de que el tipo de depósito se sitúe en el 3% que de que el BCE se detenga en el 2%. El banco central tiene una visión retrospectiva y está preocupado por las expectativas y los efectos de segunda ronda", destacan los expertos del banco estadounidense, que estiman que "será necesario que la inflación sea mucho más baja" para que el organismo que dirige Christine Lagarde "adopte una función de reacción más orientada al futuro".

En concreto, afirman que deben "cumplirse tres condiciones para que el BCE, al menos, haga una pausa":

1. Pruebas claras de que las expectativas están bien ancladas y los salarios no muestren fuertes efectos de segunda vuelta.

2. Que al menos la inflación subyacente converja de forma convincente hacia el objetivo.

3. Que las previsiones no se revisen al alza en inflación y haya un par de rondas de revisiones a la baja.

"Creemos que marzo del año que viene será la primera oportunidad para que se cumplan estas condiciones necesarias. Pero necesarias no significan suficientes, por lo que nos preocupa que el BCE acabe empujando el terminal al 3%", concluyen.

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