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El paso dado por El Salvador el 7 de septiembre, cuando entró en vigor la ley aprobada por el país en junio por la que el bitcoin pasaba a ser moneda de curso legal, ha sido altamente valorado por la criptocomunidad, mientras su acogida por los organismos oficiales mundiales no ha podido ser más fría. Una semana después, los salvadoreños siguen poco inclinados hacia la adopción de la ‘cripto’, dados los justificados resquemores con su Gobierno, mientras los problemas iniciales parecen haberse ido solventando.

A lo anterior cabe añadir que el precio del bitcoin se desplomó, coincidiendo con la implementación de la medida, con cierta fuerza, en un claro movimiento ‘sell the news’. Y, de entrada, hizo perder dinero al Ejecutivo de Nayib Bukele, que efectuó una compra de 400 bitcoins para añadir la ‘cripto’ a su reserva de activos, a un precio por encima de 50.000 dólares. Aunque luego aprovechó la caída para ampliar esta cantidad inicial, por ahora no se puede decir que la operación haya sido redonda. Con todos estos vientos que no soplan precisamente a favor, los expertos subrayan cierta incertidumbre pero se decantan por el optimismo hacia cómo se irá desplegando esta iniciativa a un año vista.

De entrada, el país pone su reputación en juego, lo que tal vez podría no ser tan relevante para una nación con un ejecutivo autoritario y escasa relevancia internacional, pero los resquemores ya se trasladan al rendimiento de sus bonos. Especialmente, la deuda a corto plazo se ha disparado y se percibe ahora como más arriesgada, reza un informe de ‘Bloomberg’. Pero, según algunos analistas, Bukele ha jugado todas sus cartas al “sin riesgo no hay recompensa”, por lo que, si las piezas van encajando, el impacto en el futuro del país y tal vez del mundo “será histórico y representará un antes y un después”, según Lluís Mas, fundador de Blockchain Institute & Technology (BIT BCN).

Para este experto, “los diferentes actores y protagonistas tanto económicos, como sociales y políticos parecen tener una actitud de salida de mínimos, de prudencia y siguen mirando de reojo la reacción del banco central”. Y añade que este “primer periodo presenta aún muchas dudas”. La de más peso, la resistencia de los usuarios, con protestas por todo el país “que viene no por ser el bitcoin, sino en la desconfianza en la clase política, pues muchas personas en El Salvador recuerdan los problemas iniciales que les supuso la dolarización de la economía (pérdida de poder adquisitivo) y la promesa incumplida que el colón no desaparecería”, comenta por su parte Enrique Palacios, CCO de Onyze.

Argumenta Palacios que, en el corto plazo, la adopción del bitcoin como moneda de curso legal por el Salvador tiene sentido por el momento económico que atraviesa el país, cuyo PIB es muy dependiente de las remesas de emigrantes que residen en USA y está en pleno proceso de renegociación de su deuda con el FMI. Así, se intentará disminuir la dependencia del dólar, abaratar las remesas, renegociar la deuda y atraer inversores internacionales que ayuden a proveer servicios financieros ‘cripto’.

A nivel social, Mas coincide en que hay un primer gran impacto sobre el envío de remesas, que se comenta puede llegar a representar unos 400 millones de ahorro directo en comisiones de los actuales intermediarios financieros. Luego, en el ámbito de pagos en comercios “ofrece más opciones para los ciudadanos, cuando el 70% de la población no tiene cuenta bancaria”. Finalmente, el fundador de BIT BCN destaca “la atracción de empresas que debería ser un dinamizador de la economía”.

Sin embargo, otros expertos toman distancia con el asunto ya que "no es que El Salvador haya abandonado el dólar estadounidense como su moneda de referencia por el bitcoin", subraya Jurrien Timmer, director de Fidelity Investments. En declaraciones a la ‘CNBC’, explica que la nación mantiene el dólar estadounidense, así que la población puede seguir usando la moneda de EEUU, ya que la adopción de al criptodivisa es voluntaria. Sin embargo, los comerciantes locales del país están obligados a aceptar y procesar las transacciones en la moneda criptográfica.

¿QUÉ PASARÁ A UN AÑO VISTA? ¿Y A CINCO?

En el medio y largo plazo, la evolución de la medida “dependerá de que la población supere las reticencias iniciales tanto tecnológicas como de uso y despeje las dudas sobre quién asumirá el riesgo del tipo de cambio, Bancosal (el fideicomiso propuesto por Bukele) o serán los propios ciudadanos vía impuestos quienes financien este sandbox en real”, explica Palacios.

Una vez pasado este primer periodo con demasiadas sombras, “de cara a 2022 la estrategia es empezar a desarrollar y ofrecer servicios propios como custodia y productos financieros basados en crypto”, añade Mas. “Las oportunidades son enormes, pero a la vez hoy por hoy nadie quiere ir demasiado deprisa o incumplir ninguna regulación”. “El éxito internacional de la medida vendrá de la mano de cómo supere El Salvador el reto regulatorio y la aplicación de medidas anti blanqueo de capitales”, abunda el COO de Onyze

A 5 años, en cambio, es muy difícil de predecir qué pasará, la economía ‘cripto’ avanzada muy rápido. “Más rápido que las regulaciones y por ejemplo el fenómeno gaming con los tokens non fungibles (NFT por sus siglas en inglés) parece estar generando una nueva economía, con impacto real en las personas cosa que la economía real no parece ofrecer. Estamos viviendo un cambio de paradigma absolutamente”, profundiza el fundador de BIT BCN.

¿LABORATORIO DE PRUEBAS?

En cuanto a la extrapolación a otros países, “sin duda es un experimento que diferentes economías están siguiendo de cerca ya que abre un nuevo escenario”, opina Mas. Las naciones que pueden pueden beneficiarse “son las que cuentan con fuentes de energía natural para atraer la actividad de minería de criptomonedas”. “Regiones que desean captar emprendimiento y riqueza y crear marcos de legales y favorecen la atracción de 'cripto' startups o países con divisas inflacionarias con pérdidas y oscilaciones de valor importantes”.

Disiente marginalmente Palacios y expone que “como la capacidad exportadora de El Salvador es limitada, no vemos un efecto contagio y de adopción en los países con los que tiene relaciones comerciales pero sí visualizamos una adopción desde el punto de vista estratégico por otros países que se plantean legalizar el bitcoin”. Paraguay, que busca atraer a la industria de minería cripto, Colombia o México, que ya tienen implementados fuertes ecosistemas fintech o países bálticos y del este de Europa, como el caso de Ucrania, donde ya se podrán registrar plataformas de intercambio, son algunos ejemplos.

Ambos expertos coinciden en que uno de los aspectos más relevantes de El Salvador es el caso de uso del bitcoin como medio de pago utilizando la red de micropagos lightning network, que entidades como Visa y Strike ayudarán a implementar. “Esto ayudará a ampliar el caso de uso mayoritario de bitcoin como activo de inversión y reserva de valor y hará que otros países tengan un referente de cómo resolver los retos legales y fiscales que se presentarán con su implementación como moneda de curso legal”, redondea el COO de Onyze.

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