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Antes de que el mundo se viera abocado a un escenario bélico que trae ecos de los peores episodios de la reciente historia de Europa, el presidente de los EEUU, Joe Biden, tenía como una de sus prioridades de este año encarar los desafíos regulatorios que presentan las criptomonedas. Con este fin, debía alumbrar, el pasado febrero, una orden ejecutiva para que varias agencias gubernamentales arrancaran sus engranajes y dispusieran un marco legal claro para los activos digitales.

Las inminentes órdenes de la Casa Blanca despertaban una mezcla de incertidumbre y esperanza a partes iguales por el mercado. Pero el sentimiento de inversores y analistas era en general optimista, ya que se reclamaba un reglamento que ordenara el criptoespacio y fuera, a la postre, positivo en términos de invitar a más participantes a este mercado.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia y la guerra que se ha desatado entre el Kremlin y Occidente en forma de sanciones ha retrasado los planes de EEUU y ha puesto las monedas digitales en el foco de un modo en que no lo estaban antes. Por un lado, diversas informaciones afirman que los rusos (y los ucranianos) se volcaron de inmediato en los activos digitales mientras sus monedas nacionales se desplomaban al dispararse el volumen de operaciones. Por otro lado, los organismos de control mundiales plantearon la preocupación de que los oligarcas rusos pudieran emplear esta clase de activos para eludir las sanciones.

Además las criptodivisas tomaron otro papel en la guerra en curso entre Rusia y Ucrania, ya que las donaciones de activos digitales se dispararon días después de la invasión. Por primera vez un gobierno pedía donativos en monedas electrónicas, lo que ha revelado el primer caso de uso real para las monedas digitales y ha ayudado a recaudar casi 60 millones de dólares en forma de donativos para ayudar a Ucrania en su defensa contra el invasor.

A la luz de todos estos acontecimientos, al menos según el director general de Coinbase, Brian Armstrong, y el director general de Ripple, Brad Garlinghouse, Biden pospuso la firma de la orden ejecutiva sobre criptomonedas hasta nuevo aviso. No obstante, informaciones surgidas este martes apuntan a que el documento se hará público esta misma semana, con renovadas dudas de si la estrategia del Gobierno estadounidense habrá variado sustancialmente por todos los acontecimientos antes descritos.

“El mercado está anticipando con cautela la orden ejecutiva que originalmente estaba destinada a abordar principalmente ‘stablecoins’ y CBDCs (monedas estables y divisas de los bancos centrales)”, comenta Marcus Sotiriou, analista de GlobalBlock. Sin embargo, “debido a la creciente preocupación de que Rusia utilice las criptomonedas para evadir las sanciones, muchos temen que la orden imponga cambios regulatorios estrictos que obstaculicen la industria de las criptomonedas”, agrega el analista.

Informaciones de ‘Reuters’ revelan que la Casa Blanca quiere coordinar las acciones de su país con sus aliados en la OTAN. Asimismo, se espera que proponga una "amplia supervisión del mercado de criptomonedas -incluyendo una orden ejecutiva- para hacer frente a la creciente amenaza de ransomware y otros delitos cibernéticos".

Las previsiones apuntan a que también dará instrucciones al Tesoro, al Departamento de Justicia y a otras agencias gubernamentales para esbozar un posible escenario sobre cómo la nación podría adoptar una moneda digital del banco central. EEUU lleva un tiempo barajando esta idea, pero aún no ha dado un paso decisivo, mientras que otros países, como China, van muy por delante.

Independientemente de si la "estrategia" es cooperativa para el mercado de las criptomonedas o no, “esta claridad desde el nivel gubernamental es positiva a largo plazo: es de esperar que las instituciones tengan una comprensión más profunda de su posición”, asegura Sotiriou. "Creo que la introducción de la claridad regulatoria en EEUU, aunque dificulte la innovación al principio, encenderá la próxima ola de dinero que entrará en los mercados de criptomonedas", añade el experto. Y concluye: "Así es como un precio de 100.000 a 500.000 dólares para el bitcoin es alcanzable en los próximos 5 años".

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