• Existe un acuerdo marco de dos años para garantizar las condiciones del convenio colectivo de banca
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Cajero de ING Direct

Hasta 110 empleados se han rebelado contra el ERTE y el vaciado de funciones que se está llevando a cabo en Servinform, uno de los principales ‘call centers’ colaboradores de ING, aprovechando el caos generado por la crisis del coronavirus. A esta empresa de servicios externos fue donde el banco de origen holandés trasladó una parte de su plantilla en España (el 10%), en concreto su departamento interno de atención al cliente, una subrogación que en solo un año ya ha generado varias guerras internas y que ahora afecta de lleno a quienes dan servicios de hipotecas, inversión y banca personal.

La empresa, a la que fueron subrogados 157 empleados el año pasado desde ING, ha propuesto un ERTE de 12 meses de duración para 83 de los 110 trabajadores que aún no han sido despedidos o se han marchado voluntariamente a otros centros de Servinform. El ERTE, previsiblemente, comenzará el próximo 1 de junio y durará hasta el 31 de mayo de 2021 y afectará a la sección de hipotecas. La empresa justifica esta decisión en el descenso esperado en la producción de hipotecas de ING, y la avala con distintos estudios sectoriales de previsiones. Pero aprobarlo no será tan fácil porque los principales sindicatos se han puesto de frente.

El conflicto viene de lejos. Cuando ING acordó con Servinform, cuya sede madrileña está en Torrejón de Ardoz, el traspaso de estos trabajadores, se comprometió a velar por sus condiciones vigentes y se firmó que mantendrán su salario, su antigüedad y sus beneficios sociales (el seguro médico o el plan de pensiones) durante dos años, acogiéndose durante ese tiempo al convenio colectivo de los empleados de banca, ya que el resto de empleados de Servinform se acoge al convenio de telemarketing. Sin embargo, los sindicatos achacan que esto no ha sucedido.

“ING quería prescindir de un grupo de gente sin mancharse las manos y le dio a otra entidad el trabajo sucio”, defienden desde el grupo de trabajadores afectados por el ERTE. “Servinform nos acogió con el fin de captar un gran cliente, pero no nos quería en estas condiciones. Nos ha maltratado desde el principio y ahora ha aprovechado el estado de alarma para liquidarnos antes de plazo. Se nos quiere echar a la calle con cargo al SEPE en nuestro segundo año de salvaguarda. ING debería haber velado por nosotros”, critican, al tiempo que recuerdan que el banco naranja no ha hecho ningún ERTE entre su plantilla y tampoco el resto de sus agencias colaboradoras. El acuerdo marco entre ING y Servinform data del 16 de marzo de 2019, por lo que ya se ha consumido el primer año.

Además del ERTE, pesa sobre otros 27 empleados de Servinform un cambio sustancial de condiciones laborales, con vaciado de funciones en algunos casos y modificación repentina de horarios o campañas vinculadas en otros. En concreto, 22 trabajadores de la sección de inversión (los que atienden las llamadas referidas a fondos de inversión y planes de pensiones) y otros cinco de la sección de ‘affluents’ (la banca personal que puso en marcha el banco mediante las carteras indexadas ‘low cost’ Inversión Naranja+) también se han visto de la noche a la mañana afectados. Estos cinco, en particular, fueron los “pioneros” que montaron el servicio Inversión Naranja+, que ING anunció a bombo y platillo la pasada primavera. Según uno de los representantes de los trabajadores, “se les ha degradado de funciones para empujarles a irse por propia voluntad”.

Desde Servinform, apuntan que, tras el impacto de la crisis sanitaria del Covid-19, “se han procurado todos los recursos y se han adoptado todas las medidas necesarias con el fin de garantizar tanto la seguridad de nuestros empleados como el mantenimiento de sus empleos”. La empresa esgrime que “de manera coyuntural y debido a esta situación de carácter excepcional, algunos de nuestros servicios han sufrido una reestructuración. No obstante, del total de la plantilla de la compañía, actualmente solo se encuentra entre afectados o en proceso de negociación de ERTE el 5% de la misma. Nuestra prioridad, en todo caso, es poder volver lo antes posible a la normalidad”, asevera. Por su parte, desde ING afirman que “no podemos comentar nada al ser la decisión de un socio y tratarse del negocio de un tercero” y, en todo caso, un portavoz oficial subraya que “siempre se ha cuidado mucho a esa plantilla”.

EL ESPEJO DE COCA-COLA Y SU ERE NULO

Pero los sindicatos echan por tierra estas afirmaciones. En un comunicado del sindicato mayoritario CGT, se destaca que “ING colabora con Servinform para atentar contra los derechos de su plantilla” y lo están haciendo “de la forma más vil, minando la moral de la plantilla hasta el punto de haber elevado el porcentaje de bajas por estrés por encima del 30%”. También saca a colación la situación actual de teletrabajo con motivo del coronavirus. “Estando toda la plantilla en teletrabajo por el Covid-19 y sin fechas previstas para el regreso, se ha promovido una movilidad geográfica de estos trabajadores de Las Rozas a Torrejón de Ardoz con el fin principal de provocar que estas personas con convenio colectivo de banca extinguieran sus contratos”, reza el comunicado de CGT. El 8 de junio se hará efectivo el traslado, aunque no vaya a ser posible todavía por la pandemia.

Aunque todo este grupo de empleados pertenece desde hace un año a Servinform, que es quien plantea el ERTE y ha vaciado de funciones a algunos de ellos, apuntan hacia Isaac Vitini, el director general de Recursos Humanos de ING España y Portugal, como el artífice de su situación actual. Este directivo, que aterrizó en el banco naranja en 2018, ocupó antes este mismo puesto en Coca-Cola Iberian Partners, y bajo su dirección se fraguó el famoso ERE tras la fusión de sus embotelladoras, aunque más tarde la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo lo tumbaron declarándolo nulo. “El banco sabía lo que se hacía con un perfil como el de Vitini, quería a alguien con experiencia en este tipo de despidos masivos encubiertos”, opina el representante anterior.

En el comunicado del sindicato mayoritario, CGT también denuncia la “hipocresía” de ING, que “si consigue que los trabajadores rescindan sus contratos voluntariamente, además de mandarles al paro, les subirá la cuota de sus hipotecas en centenares de euros al mantener estas condiciones de empleado”. Este hecho supone “ligar directamente el incremento de beneficio del banco con la destrucción de empleo”.

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