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El Banco Santander abre el fuego este martes de los resultados de los grandes bancos españoles. A priori, la idea -alentada por el BCE- era provisionar todo lo posible para cubrirse ante la oleada de morosidad que va a provocar la crisis del coronavirus. Pero las entidades han pedido al supervisor que no apriete demasiado, según fuentes conocedoras de la situación, ante el riesgo de un nuevo desplome de sus acciones o de un aumento de los tipos de interés a los que tendrán que emitir sus bonos.

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"La gente quería dar malos resultados y provisionar mucho porque pueden culpar al virus y luego liberar el exceso de dotaciones “gracias a su gestión”. Pero que se han asustado porque las acciones están en mínimos y temen un nuevo desplome si los resultados caen mucho", según una de estas fuentes. No hay que olvidar que sus valoraciones bursátiles están en mínimos tras el desplome inicial provocado por la pandemia, lo que les impide captar capital si lo necesitan.

Otra gran preocupación de las entidades españolas es un posible aumento de las primas (spreads) con las que van a tener que emitir deuda a partir de ahora, porque creen que la crisis se acabará trasladando a los Estados por el descontrol del déficit, como empiezan a indicar las primas de riesgo de los países periféricos. Si sube el coste de financiación del Estado español, sube en consecuencia el de la banca española (y, si los resultados son muy malos, temen que el diferencial entre ambos costes también subirá).

Ante esta situación, han pedido de forma generalizada al BCE que abra un poco la mano en sus exigencias de provisiones, ya que el supervisor también era partidario de dotar el máximo posible ante la que se avecina. Según las fuentes consultadas, estas peticiones han sido escuchadas y el supervisor les permitirá no pasarse en la caída de beneficios. "Así que cada uno hará lo que pueda, con el límite que ponga el BCE si se pasan en sentido contrario y no provisionan lo suficiente", según otra de las fuentes.

Las provisiones son un dinero que apartan los bancos del beneficio (es decir, supone una pérdida) para cubrir el riesgo de que sus clientes no devuelvan los préstamos. Las provisiones por la morosidad de los promotores fue lo que provocó la crisis financiera de 2012. Hasta ahora, se dotaban cuando un préstamo entraba en mora, de acuerdo con un calendario en un porcentaje creciente del mismo hasta llegar al 100% (menos el valor de la garantía, si la tiene). Pero las normas contables han cambiado y ya no hay que provisionar solo las pérdidas incurridas, sino también las pérdidas esperadas.

El primer ejemplo de esta relajación de exigencias del BCE lo dio el lunes otro gigante europeo no precisamente de un país periférico: Deutsche Bank, que provisionó menos de lo esperado -es decir, dio un beneficio mejor de lo previsto-. La semana pasada, el más pequeño de los bancos españoles no procedentes de cajas de ahorros, Bankinter, también provisionó menos de lo que se temía.

PREOCUPAN LAS DIVISAS Y LOS INGRESOS EN ESPAÑA

Otra de las razones por las que el BCE ha sido flexible con los bancos españoles es que hay otros frentes muy preocupantes que pueden hacer mucho daño en los resultados de 2020. En el caso de los dos grandes, el foco está puesto en el comportamiento de las divisas de Brasil y México (y en menor medida, la de Turquía en el caso de BBVA).

Las puramente nacionales, como CaixaBank o Bankia, se encuentran con la dificultad para obtener más ingresos en España con los que dotar provisiones, ya que la demanda de nuevo crédito se restringirá fuera de los préstamos avalados por el ICO, y se dispararán las moratorias de los préstamos, en especial de las hipotecas. Aunque no deban provisionarlas, tal como adelantó Bolsamanía, sí reducirán sus ingresos. Y por el lado del margen, no hay ninguna esperanza de que los tipos suban en esta situación, sino todo lo contrario.

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