• Ahora el problema no es de la periferia sino de todo el área común
  • Alemania no es consciente de que su actitud no es la correcta
  • Al Nobel de Economía le llama la atención la 'confusión intelectual'
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Dice la Ley de Dornsbusch que “cuando una crisis es más larga de lo que se cree, entonces pasa más rápido de lo que parece”. Cualquier conocedor de la economía monetaria internacional conoce esta máxima que, según Paul Krugman, es lo que sucede con la crisis del euro, pero al revés: cuando se cree que ha terminado, entonces se reactiva. Para el premio Nobel de Economía de 2008 estamos ante el “Europanic 2.0”.

Europa se encamina hacia la tercera recesión de esta crisis, pero Krugman habla del “Europánico 2.0” porque compara la situación actual con la del verano de 2012, el que sería el momento de “Europánico 1.0”, y que se acabó con las “palabras mágicas de Draghi”. Entonces, ante el riesgo de ruptura del Euro, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, sacó a Europa del abismo: “Tal vez, solo tal vez, pueda hacerlo también ahora, pero la tarea es mucho más difícl”, avisa Krugman.

“En 2012, el problema eran los elevados costes de financiación de la periferia -que ahora sabemos que eran más fruto de la liquidez que de problemas de solvencia”, explica el premio Nobel, que recuerda que entonces los mercados básicamente estaban preocupados por España e Italia. Unas preocupaciones que de disiparon con tres palabras: “whatever it takes” (“lo que haga falta”). Fueron las “palabras mágicas” de Draghi.

“Hoy es muy diferente. Esta es una crisis más lenta, que envuelve a toda la Zona Euro, y que la lleva hacia la deflación. Draghi puede intentar ganar tracción con una compra de activos, pero esto no significa que vaya a funcionar ni siquiera aunque estuviésemos en la mejor de las circunstancias, y además él encara restricciones políticas para hacer lo que quiere. Me llama la atención el grado de confusión intelectual que persiste. Alemania aún parece determinada a considerar que subir los salarios es una irresponsabilidad fiscal, lo cual no solo descarta el estímulo fiscal, y además pone trabas a la compra de activos, ya que mantienen su anatema sobre la compra de deuda soberana”.

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Si a Alemania lo que le preocupa es la competitividad, le advierte Krugman, debe pensar en la depreciación del Euro, no en la bajada de salarios: “Reducir sueldos en una economía que casi cae en la trampa de la liquidez profundiza la crisis, ¿cómo pueden no darse cuenta?”, se pregunta incrédulo Krugman.

Se avecinan tiempos peores a pesar de la sorprendente resistencia de Europa

Para este Nobel, que escribe una columna en The New York Times, “Europa ha sorprendido a mucha gente, a mí incluido, con su resistencia. Creo que la era Draghi ha convertido al BCE en una fuente de fortaleza, pero tanto yo como otros con los que he hablado pensamos que se avecinan tiempos peores hasta ver cómo termina esto – o más bien, cómo terminará esto si no es de manera catastrófica. Se podría ver una historia en la que Marine Le Pen lleva a Francia fuera del euro y la Unión Europea se vuelve inverosímil”.

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