Continúa la ronda de declaraciones ante la Audiencia Nacional por la investigación sobre la fusión y salida a Bolsa de Bankia en 2011. En esta ocasión ha sido el ex director general de Supervisión del Banco de España, Jerónimo Martínez Tello, el que se ha presentado delante del juez Fernando Andreu para explicar su visión del asunto, tal y como recoge Europa Press.

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Martínez Tello ha asegurado que tuvo las "primeras dudas" sobre la situación de Bankia, tres meses después de su salida a bolsa y siete antes de que se produjera la intervención que obligó a inyectar en la entidad ayudas públicas de alrededor de 20.000 millones de euros.

El ex directivo ha mostrado su postura, en sintonía con la auditoría Deloitte, que ya advirtió de su preocupación sobre la valoración que la acción de Bankia tenía en su matriz, el Banco Financiero de Ahorros (BFA), y la viabilidad de sus créditos fiscales, en 2012.

Uno de los más graves problemas surgió cuando se aprobaron las cuentas de 2011, que reflejaban unos beneficios de 309 millones de euros. Esto se produjo sin el informe de Deloitte y tuvieron que ser reformuladas con la entrada del nuevo equipo dirigido por José Ignacio Goirigolzarri, con unas pérdidas de 2.979 millones de euros.

RESCATE TRAS "AGOTAR" LAS OPCIONES DE RECAPITALIZACIÓN PRIVADA

Además, ha añadido que en diciembre de 2010 "en absoluto" habría estado justificada una intervención de la entidad y que, al llegar el año 2011, la situación de Bankia estaba "correctamente reflejada en los balances". De esta forma, el 31 de diciembre de 2011, cuando la compañía se sometió al segundo test de estrés de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), la cobertura de riesgo de la entidad era superior a su nivel de deterioro, incluso por encima del nivel de cobertura del Santander y del BBVA.

Una vez "agotadas" las opciones para una recapitalización privada de la banca a través del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), podría ser necesario un "mayor recurso a la financiación pública" para preservar la estabilidad financiera y rescatar entidades "problemáticas". Esa fue la conclusión a la que llegó el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En relación con los bancos de "mayor tamaño", en referencia implícita a Bankia, aconsejaba tomar medidas "rápidas y decisivas" para fortalecer sus balances. Según el testigo, este análisis del FMI fue "extrañísimo y sorpresivo por el momento en el que se produjo y por su contenido" y tuvo como principal consecuencia que "aceleró los acontecimientos" en relación con los dos planes que se diseñaron para reflotar la entidad: el de abril, que fue rechazado por el Ministerio de Economía, y el de mayo, que el entonces presidente de Bankia, Rodrigo Rato, cifró en 7.000 millones de euros.

Con respecto a las desviaciones que se produjeron en relación con el primer plan de integración de las siete cajas de ahorros que formaron Bankia, ha apuntado que en aquel momento las previsiones económicas eran "optimistas" y que la situación de crisis "empeoró radicalmente", a modo de "riada" que afectó "de forma más virulenta" al sector inmobiliario.

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