• Rajoy ha optado por un edulcorado discurso del miedo: si no se vota al Partido Popular...
Rajoy, entrevista

La crítica de Aznar a Rajoy formulada el pasado 28 de septiembre, lanzada a través de un comunicado de FAES en la que el expresidente echaba en cara a su sucesor el haber padecido cinco derrotas consecutivas y le hacía ver que la ciudadanía catalana entendió que Ciudadanos defendía mejor que el PP los principios constitucionales, tuvo esta semana una respuesta desabrida de Rajoy –ha dicho que él habla cara a cara y no mediante comunicados- y una ratificación a cargo del propio Aznar, quien no se ha dado por satisfecho con la respuesta inexistente de su epígono.

La arremetida de Aznar, ya muy desacreditado, ha tenido poco eco y poco éxito, aparte de revolucionar los mentideros políticos

Cuando se produjo la primera crítica, los aznarólogos explicaron que hay en el PP un grupo de enemigos de Rajoy que, unido a ciertas personalidades que están dolidas porque saben que no van a repetir en las listas, estarían intentando dar un golpe de mano antes de las elecciones para situar al frente del partido a una persona joven y con tirón, capaz de formular propuestas ilusionantes de futuro. Se llegó a mencionar en concreto a uno de los nuevos vicesecretarios del partido, Pablo Casado, quien desde luego no estaba en la conspiración y se cuidó de manifestar de inmediato su lealtad a Rajoy, que es quien le ha nombrado.

La arremetida de Aznar, ya muy desacreditado (ciertos casos de corrupción que afectan a políticos maduros del PP como Bárcenas o Rato salpican al expresidente porque él fue quien los encumbró), ha tenido poco eco y poco éxito, aparte de revolucionar los mentideros políticos, siempre ávidos de historietas de esta índole. Ni siquiera Esperanza Aguirre se empleó a fondo en ratificar las advertencias de Aznar y su adhesión pasó prácticamente inadvertida. Y es que, con independencia de lo minoritario de la oposición interna en el seno del PP, no habría tiempo material de un relevo de esta envergadura. Rajoy ha enfilado ya la recta final de la legislatura, y lo ha hecho con una estrategia controvertible pero que ya no se puede cambiar.

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EL DISCURSO DEL MIEDO...

En efecto, Rajoy ha optado por un edulcorado discurso del miedo: si no se vota al Partido Popular, que ha enderezado el rumbo de la nave y ha conseguido emprender la senda del crecimiento, existe el riesgo de que la economía vuelva a las andadas y se pierda el esfuerzo realizado. A todas luces, este mensaje poco movilizador y demasiado pragmático, que ni siquiera toma en cuenta la altísima desigualdad engendrada por la crisis y la necesidad de repararla con urgencia, es insuficiente para proporcionar a Rajoy garantías de victoria. Pero ya no es posible, a poco más de dos meses del 20D, improvisar un discurso positivo de esperanza y construcción de nuevos modelos de desarrollo, de convivencia, de organización territorial, de ilusión en una palabra.

Claramente, el destino del PP el 20 de diciembre está en manos de Rajoy. Y a partir del dictamen de las urnas, todo puede ocurrir, incluso que un hipotético aliado en la formación de una mayoría con el PP imponga el nombre del presidente del Gobierno. Aunque Ciudadanos haya ya desmentido que vaya a cuestionar el nombre de Rajoy en una hipotética alianza poselectoral.

Antonio Papell

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