• Macron, antiguo militante socialista, participó en la campaña electoral de 2012 como asesor de programas para François Hollande
  • Apenas dos años después, ya había ascendido a ministro de Economía
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Emmanuel Macron (Amiens, 1977) comenzó hace menos de una década a coquetear con la política, aparcando momentáneamente una meteórica carrera en el mundo empresarial para elaborar informes con los que asesoraba a dirigentes de distintos signo político. Ahora, se ha convertido en el gobernante más joven de Francia desde la época de Napoleón.

Filósofo, politólogo y economista de formación, comenzó su carrera laboral siendo inspector financiero, aunque no tardó en dar el salto a la prestigiosa Banca Rothschild, donde tejió una red de relaciones que le terminarían acercando a las altas esferas políticas.

EX MINISTRO DE HOLLANDE

Macron, antiguo militante socialista, participó en la campaña electoral de 2012 como asesor de programas para François Hollande, quien terminaría premiándole con un puesto de asesor presidencial. Apenas dos años después, ya había ascendido a ministro de Economía, un cargo donde permaneció otros dos años y donde comenzó a dejar claro las líneas del que programa que ahora exhibe su rostro en portada.

No dudó en criticar algunas de las 'vacas sagradas' de la lucha social francesa, como la jornada semanal de 35 horas, el blindaje de los contratos y los empleos vitalicios de los funcionarios. A golpe de polémica y aplausos, pasó en poco tiempo de ser un desconocido para la ciudadanía francesa a ser la voz de un centro huérfano de líder.

En agosto de 2016 abandonó el Ministerio y consumó la ruptura con Hollande, su mentor político, para lanzarse a la aventura de un proyecto nuevo: En Marche!. Macron quería lanzar una "revolución democrática" y ser alternativa en un inminente escenario electoral que ya entonces se antojaba convulso, con un Partido Socialista en caída libre y una ultraderecha claramente afianzada.

Macron ha prometido crear 15.000 plazas en prisiones, contratar a 10.000 policías y subir el gasto en Defensa hasta el 2 por ciento del PIB

UN CANDIDATO NI DE IZQUIERDAS NI DERECHAS

Macron se ha vendido como el candidato de la clase media, el "candidato del dinero" según Le Pen, y ha evitado públicamente escorarse a izquierda o derecha, rechazando incluso esta diatriba. "Lo que quiero es un programa que traiga a Francia al siglo XXI", dijo durante un acto.

El futuro presidente ha prometido inversiones por valor de 50.000 millones de euros, 15.000 millones de los cuales corresponden a formación laboral y otros tantos a energía y medio ambiente. Su objetivo también pasa por ahorrar 60.000 millones de euros mediante distintas reformas de la administración, entre ellas una modernización que permitiría reducir el gasto en 25.000 millones.

La jornada laboral de 35 horas semanales seguiría aunque sujeta a negociación, mientras que los trabajadores con menos ingresos quedarían exentos de ciertos pagos. En el ámbito fiscal, el impuesto de sociedades se reduciría del 33 al 25 por ciento.

La seguridad ha sido parte destacada de la campaña y, en relación a este tema, Macron ha prometido crear 15.000 plazas en prisiones, contratar a 10.000 policías y subir el gasto en Defensa hasta el 2 por ciento del PIB. También ha incluido medidas específicas sobre inmigración, como la resolución de las solicitudes de asilo en un plazo máximo de seis meses; o integración, fomentando por ejemplo la contratación de personas de determinados barrios.

A nivel de funcionamiento político, Macron quiere reducir el número de diputados y senadores, recortar la administración local, prohibir que los cargos electos realicen tareas de consultoría e ilegalizar la contratación de familiares como asistentes, en una clara alusión al escándalo que ha hundido la campaña de su rival en la primera vuelta François Fillon.

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