• La escasez de mano de obra y la deuda del país pueden frenar esta inversión
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Donald Trump-Casa Blanca

Un billón de dólares es un pastel muy grande. Y, aunque Donald Trump no sea repostero, la receta que está preparando en su plan de infraestructuras está abriendo el apetito de las grandes compañías constructoras. Los ingredientes los explicó el nuevo presidente de EEUU alto y claro en su campaña electoral: “Construiremos nuevas carreteras, autopistas, puentes, aeropuertos, túneles y ferrocarriles por todo nuestro maravilloso país". Con ello, la nueva administración de Estados Unidos pretende disparar el volumen de adjudicaciones públicas y todos se arriman a la mesa para poder coger el mayor trozo posible.

Trump estima diez años para realizar este proyecto. Por lo tanto, le resultaría insuficiente con solo una legislatura para poder cumplir con su propósito. Además, el magnate neoyorquino ha reiterado la necesidad de realizar este proyecto mediante la colaboración público-privada.

Unas intenciones que han sido bien recibidas por las empresas de construcción norteamericanas. Las compañías celebraban este resultado en bolsa: Jacobs Engineering subíanun 10% tras la victoria de Trump el pasado 8 de noviembre y ha logrado subir un 21%, la constructora Aecom, por su parte, aumentó un 36% su valor bursátil el día electoral y un 12% acumulado desde entonces. Por otro lado, Caterpilar se elevaba un 7% en la jornada electoral y 16% desde esa fecha. Otras grandes compañías estadounidenses de la construcción como Bechtel o Fluor Corporation han celebrado también la llegada de “un colega” a la Casa Blanca.

Donald Trump ha reiterado la necesidad de realizar este proyecto mediante la colaboración público-privada

LAS CONSTRUCTORAS ESPAÑOLAS TAMBIÉN ABRAZAN A TRUMP

En el sector español también se ha celebrado este plan de Donald Trump. Compañías como ACS formó parte del grupo que lideró las subidas el 8 de noviembre con un crecimiento del 5,22% en Bolsa, desde entonces la empresa que preside Florentino Pérez ha aumentado su valor bursátil casi un 10%.

Su presencia en EEUU es notoria. ACS, mediante la actividad de filiales como Dragados USA, Hochtief o Turner, ingresó el pasado año 11.272 millones de euros en el país. Una cifra que representa el mayor mercado de la empresa por encima de China, Australia y España. En su trayectoria en el país destaca la adjudicación de un macropuente en el estado de Texas, por valor de 983 millones de dólares, o la construcción de un túnel bajo el mar en el estado Virginia por, aproximadamente, 640 millones de dólares.

También destaca Ferrovial. Junto a Webber, una de sus filiales, ha tenido una gran actividad en el mercado de las autopistas en Estados Unidos. El grupo que lidera Rafael del Pino se alzó, poco antes de las elecciones, con el diseño, construcción, financiación, operación y mantenimiento de la autopista I-66 de Virginia, donde la inversión prevista es superior a los 3.000 millones de euros.

Por último, entre las principales constructoras españolas, destaca OHL. La compañía posee una importante participación en empresas locales del sector, 50% en Judlau. Además la matriz de la compañía, Grupo Villar Mir, posee un 57% de la empresa metalúrgica, Ferroglobe. El grupo también logró una importante adjudicación, ya que OHL fue seleccionada para ejecutar las obras de mejora de la autopista interestatal I-405, en California (Estados Unidos). El proyecto está valorado en 1.217 millones de dólares. Un tipo de concursos que promete multiplicarse en la 'era Trump'.

CEMENTERAS MEXICANAS

Pese a que Trump haya declarado la 'guerra' a México, no todos los mexicanos han mostrado su rechazo al nuevo presidente de Estados Unidos. En concreto, las compañías cementeras del país han repuntado con la llegada del nuevo inquilino de la Casa Blanca. Empresas como Cemex (+60.1%), Grupo Cementos Chihuahua (+41.1%), Mexichem (+31.6%), Vitro (+5.7%) o Elementia (+5.1%) han aumentado su valor bursátil desde julio de 2016.

Más allá de la construcción del muro fronterizo, donde Cementos Chihuahua se ha ofrecido para su construcción, el plan de Trump de invertir alrededor de un billón de dólares en el sector construcción y lanzar un ambicioso plan de infraestructura que involucrará la remodelación de aeropuertos, construcción de nuevas carreteras, puentes y puertos a lo largo de Estados Unidos, también ha animado a la compañías mexicanas.

¿ES NECESARIO ESTE PLAN DE INFRAESTRUCUTRAS?

Como valora Raymond Torres, director de Coyuntura y Estadística de Funcas, “Donald Trump acierta en el diagnóstico de que Estados Unidos necesita una importante inversión en infraestructuras”. El propio presidente electo llegó a definir el estado de sus puentes y carretera como “tercermundista”. Según dato de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE) el 32% de las carreteras principales de Estados Unidos están en condiciones mediocres o pobres. Un hecho que cuesta a los conductores que viajan por estas vías deficientes 67.000 millones de dóalres al año.

El 10% de los puentes del país, alrededor de 60.000 en total, están clasificados como "deficientes"

Por otro lado, las cifras que aporta la FHWA (la Administración Federal de Seguridad en las Carreteras) también son alarmantes, el 10% de los puentes del país, alrededor de 60.000 en total, están clasificados como "deficientes".

No obstante,este fuerte incremento del gasto no encuentra el apoyo no es del agrado de parte del círculo de Donald Trump. Desde el partido Republicano siempre se han mostrado contrarios a incrementar el gasto público, ya que consideran que la deuda que tiene Estados Unidos, cerca de 20 billones de dólares, es muy elevada. “No es prioritario”, aseguró Mitchell Mcconnell, líder republicano en el Senado, tras conocer el plan de infraestructura que el nuevo presidente ha prometido impulsará dentro de sus primeros 100 días en la Casa Blanca.“Trump realizará recortes en algunos programas sociales como el Obamacare para poder realizar estas inversiones, pero aún así no consideró que sea suficiente para cuadrar las cuentas”, apunta Raymond Torres.

No obstante, el nuevo secretario de Comercio, Wilbur Ross, y el economista y asesor de Trump, Peter Navarro, plantearon otra posibilidad. Según explican en su propuesta del 27 de octubre de 2016, “la inyección de dinero en efectivo sería estimulada por 167 mil millones de dólares en créditos tributarios para las empresas de construcción, que serían luego pagados a través de impuestos a las ganancias de los contratistas y a los salarios de los trabajadores”. Mediante esos estímulos se incentivarían la inversión del sector privado a gastar en grande.

Otro de los problemas es la posible falta de trabajadores en este sector. La tasa de paro de Estados Unidos se sitúa en el 4,7%%, las constructoras y empresas de ingeniería empiezan a tener problemas para cubrir vacantes. En septiembre se han abierto 220.000 vacantes en el sector, “la salida masiva de inmigrantes que propone Trump, que supone en su mayoría la mano de obra barata, y la dificultad de poder reintegrar a muchos trabajadores que salieron del mercado laboral pueden dificultar la puesta en marcha del megaproyecto de infraestructura”, indica el director de Coyuntura y Estadística de Funcas.

El plan de infraestructura que prepara Donald Trump es aplaudido por la compañías. Pero deberá explicar a la ciudadanía el cómo, el cuándo y con quién. De nuevo, el presidente electo, pese a traer buenas noticias para algunos, vuelve a enfrentarse a su gran problema: explicar su proyecto.

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