• La banca ha alentado el trasvase hacia las cuentas para defender su margen de intereses
  • El diferencial entre la remuneración de los depósitos a la vista y a plazo nunca ha sido tan bajo
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Todo sea por el margen de intereses. Las entidades están haciendo todo lo que pueden para defenderlo. Uno de los 'trucos' más socorridos ha consistido en fomentar la conversión de los depósitos a plazo, que pagan más intereses, por las cuentas a la vista, que no remuneran o abonan menos intereses. Pero este recurso se está agotando por la convergencia entre los rendimientos de ambas alternativas.

El Banco de España (BdE) ha venido subrayando esta sustitución de depósitos a plazo por cuentas a la vista en sus últimos Informes de estabilidad financiera (IEF). Se ha referido a ella en un contexto en el que los bancos, presionados por los bajos tipos de interés, están apurando todas las opciones para rascar puntos básicos de donde pueden. Y esa conversión, mutando los depósitos en cuentas, ha figurado entre los recursos utilizados, una tendencia que se ha visto favorecida por el hecho de que el sector privado ha preferido la liquidez y la agilidad de las cuentas en un momento en el que los depósitos a plazo ya no rinden mucho más que ellas.

La banca ha alentado el trasvase hacia las cuentas para defender su margen de intereses

"La principal causa del crecimiento del margen de intereses en el último año se debe a los cambios en la composición del balance. En particular, la baja remuneración de los depósitos a plazo ha provocado una sustitución de estos por depósitos a la vista, un pasivo que resulta menos costoso para las entidades", exponía el Banco de España a finales de 2015. Eso sí, en su último IEF, difundido en mayo de este año, la entidad gobernada por Luis María Linde avisaba de que esa estrategia estaba ya al límite. "El margen de maniobra cada vez es menor", prevenía. Es decir, advertía de que los efectos favorables de este 'truco' estaban agotándose. Los últimos datos del propio BdE así lo confirman.

En agosto, y siguiendo la tendencia inicia en 2015, el volumen de depósitos a la vista en manos del sector privado ha alcanzado registros históricos. Las familias tienen 466.900 millones de euros en estos productos, 42.200 millones más que a finales de 2015 y 67.500 millones más que hace un año. Retrocediendo más en el tiempo, a finales de 2010, 2011 y 2012 la cifra se movía en torno a los 300.000 millones de euros, con lo que ha crecido un 55% desde entonces. Las empresas cuentan con 158.300 millones, 8.800 millones que cuando acabó el pasado ejercicio y 17.200 millones que en agosto de 20165. Y las instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares (ISFLSH) poseen 11.200 millones, 600 millones más que en diciembre y 1.800 millones más que doce meses antes. En total, estos tres grupos amasan 636.400 millones en depósitos a la vista.

CADA VEZ MÁS PEGADOS

Para la banca, este incremento ha permitido paliar en parte la fuerte presión que soporta el margen de intereses en un contexto en el que sufren tanto la calidad de cada operación, porque los tipos de interés oficiales en la Eurozona se encuentran en el 0%, como la cantidad, porque el proceso de desapalancamiento en el que continúa la economía española provoca una lenta generación de nuevo crédito. En el primer semestre de este año, el margen de intereses del sector por su actividad en España se redujo hasta los 6.549 millones de euros, desde los 6.803 millones del mismo periodo de 2015.

Sin embargo, el efecto favorable de esa conversión de depósitos en cuentas se está difuminando por momentos. Y la clave reside en que prácticamente ya no existe diferente entre la rentabilidad que ofrecen. Los últimos datos del BdE, correspondientes a julio, reflejan que el interés de los depósitos a la vista para los hogares y las ISFLSH se sitúa en el 0,08%, cuando el tipo medio ponderado de las nuevas operaciones en los depósitos a plazo se encuentra en el 0,19%. Es decir, una brecha de apenas 11 puntos básicos. Y en el caso de las empresas, el escenario es aún peor, puesto que, siempre a partir de las cifras del BdE, el interés de los depósitos a la vista está en el 0,23%, por encima del 0,17% ponderado de los nuevos depósitos.

Estas cifras confirman el aviso del Banco de España: los bancos tienen poco que arañar ya por el lado de los costes financieros para defender su margen de intereses. Esos 11 puntos básicos contrastan con los 27 puntos básicos de finales de 2015, los casi 50 puntos de 2014, los más de 100 puntos de 2013, los 262 puntos de 2012 o los 350 puntos de finales de 2008.

El diferencial entre la remuneración de los depósitos a la vista y a plazo nunca ha sido tan bajo

Unas diferencias más amplias sí incrementan los beneficios del arbitraje entre depósitos a la vista y a plazo. Las actuales, sin embargo, lo reducen. Los cálculos así lo comienzan a demostrar. En lo que va de año, la cifra total de cuentas a la vista ha crecido en 51.600 millones de euros. Si este dinero hubiera ido íntegramente a depósitos a 12 meses al interés medio de este plazo en los siete primeros meses de 2016, el coste en intereses hubiera ascendido a 124 millones de euros. Al haber terminado en cuentas a la vista, el coste se limita a poco menos de 62 millones, con lo que el sector se ahorra cerca de 63 millones de euros. El mismo ejercicio en el mismo periodo de 2015 -en los ocho primeros meses los depósitos a la vista aumentaron en 53.300 millones- deparó un ahorro de 100 millones de euros.

HACIA LOS FONDOS

Con los datos certificando los avisos del Banco de España, la banca es consciente de que si por el lado de los costes financieros ya no queda demasiado por hacer, tendrá que volcarse en el de los ingresos. En este sentido, el sector asume que tendrá que insistir en otra de las palancas a las que está recurriendo en los últimos meses para contrarrestar el estrechamiento del margen de intereses: el de generar ingresos con el dinero de los clientes.

Es decir, una vez apurados los costes a través de los cambios en la composición del balance, la clave se traslada a los ingresos. Y eso pasa por insistir en la migración del dinero de los depósitos, que son un coste, hacia los productos de valor añadido, como los fondos de inversión, que generan ingresos. El sector ya está en ello, y lo seguirá estando porque su cuenta de resultados así lo exige.

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