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Los operadores siguen siempre con atención eventos como las reuniones de los bancos centrales, la guerra comercial y el Brexit, todavía se habla poco de un argumento que determina con más profundidad las tendencias económicas.

Estamos hablando de la guerra al efectivo. Un argumento que ha llegado con fuerza en Italia en las últimas semanas y que quiero proponer en ese artículo después de haber leído varias opiniones y naturalmente mi propia idea.

El paso a una sociedad sin dinero en metálico no es una idea nueva. Durante años ha sido un tema de conversación para los banqueros centrales y profesores universitarios, entre otros. Algunas razones son obvias. A medida que la economía mundial se desacelera y probablemente caiga en recesión, los bancos centrales esperan un uso más generalizado de los tipos de interés negativos.

Hasta ahora hay tipos de interés negativos en muchos países del mundo, entre otro Europa y Japón. Estados Unidos podría llegar allí en aproximadamente un año, pero aún no han tomado decisiones categóricas en ese sentido.

Hasta ahora, las políticas de tipos negativas no hacen sentir sus efectos hasta que los clientes de los bancos ven que sus saldos de cuenta se reducen año tras año. Pero nos estamos acercando cada vez más, y en Italia se han aprobado una serie de medidas que en dos años reducirán muchísimos la utilización del dinero físico. Más allá del problema conectado a la eficaz de esa ley contra la evasión fiscal y la limitación de las libertades individuales, se está creando un paso importante para la eliminación del dinero contado.

Una manera fácil de evitar tipos de interés negativos seria retirar tu proprio dinero del banco en forma de efectivo y guardarlo en un lugar seguro. No gana ningún interés, pero ni siquiera pagas tipos negativas.

Para evitar ese tipo de acción y de consecuencia un pánico general, que podría poner de rodillas la liquidez de los bancos, se está tratando de eliminar todo el dinero físico y obligar a todos a tener dinero solo en forma digital. De esta manera no habría escapatoria a los tipos negativos, que en este punto se convertiría en una especie de impuesto o confiscación para toda la población.

Una vez logrado este objetivo, será fácil controlar la riqueza y someterla a vigilancia constante, impuestos y cualquiera otra forma de confiscación digital. Los primeros pasos en esta dirección ya tienen efectos secundarios obvios.

Muchas tarjetas de crédito, especialmente en el extranjero, requieren el pago de una comisión por retiros de efectivo. En España los retiros con cajeros automáticos cobran comisión.

Si se evitarán leyes específicas para el bloqueo del contado, ciertamente será siempre menos conveniente retirar efectivo, hasta llegar a un punto en el que de repente no tiene sentido continuar con dinero contado debido a gastos involucrados. Sería fácil comparar todo esto con la difusión de los móviles, que en pocos años se han convertido indispensables. Así puede pasar con la desaparición del dinero contado.

Tenemos presente que en países como Alemania y Estados Unidos la liquidez sigue siendo una forma de pago masiva.

Después de estas consideraciones, se podría esperar que los ciudadanos rechacen la posibilidad de no utilizar más dinero en efectivo.

Aquí entra en juego otro elemento, prácticamente como razona la generalidad de la población.

La confianza en el estado o en las instituciones que han asumido la omnipresencia en nuestras vidas es tal que incluso si le proponen una idea marginal y algo extraña, la aceptará.

En realidad, ya podríamos usar oro o Bitcoins para realizar transacciones de valor fuera de los circuitos bancarios. Si esto no se hace, ciertamente no se debe a limitaciones técnicas (en el caso de Bitcoins) ni a la escasa disponibilidad (en el caso del oro). Ambas razones son solo leyendas urbanas. La única razón real es la necesidad del hombre de confiar en una entidad superior y su incapacidad de asumir toda la responsabilidad de todos los aspectos de su vida.

Pensad a los numerosos experimentos sociales en el que se inyecta a las personas un pequeño microchip debajo de la piel. Si tenemos claros las consecuencia personales y económicas de una acción de ese tipo (en Australia se está estudiando como asociar una forma de pago eficaz a ese chip), también hay que tener claro que son muchísimos los voluntarios que han aceptado ese experimento. Datos personales a disposición sin ningún papel, así como pagar sin utilizar ninguna tarjeta (se me olvidaba, ya se puede pagar con el móvil).

Si una encuesta mostró que el 34% de los europeos y el 38% de los estadounidenses encuestados preferirían eliminar el efectivo, sería viable preguntar a esas personas como se comportarían en el próximo pánico financiero, cuando durante mucho tiempo nadie podrá acceder a su cuenta digital. Si preguntamos lo mismo a los países del Sur de Europa, la visión sobre el dinero digital tiene una contesta muy distinta, ya sabemos la respuesta.

Por esta razón, se está haciendo todo lo posible para evitar una crisis general, retrasarla hasta un momento en que se han tomado todas las medidas necesarias para mantener el control de la riqueza de los países más desarrollados.

¿Soluciones? Las herramientas para eludir la digitalización del estado ya están ahí: oro y criptomonedas.

El punto es que el dinero para trabajar debe ser aceptado por la masa, de lo contrario no es dinero. Todos los que viven en el mundo de las inversiones están acumulando oro y Bitcoin. Incluso sin tener la certeza de poder usarlos en el momento crucial. Si por casualidad en una crisis general realmente ocurriría una carrera hacia el oro y el Bitcoin, se encontrarán con una ventaja incomparable.

Naturalmente son hipótesis porque nadie puede prever el futuro. Pero estar preparado a cualquier escenario se puede y se debe hacer.

¡Buena semana y feliz trading!

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