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Spotify.

Spotify es imposible. Su modelo de negocio consiste en repartir un 70% de sus ingresos entre los artistas, sellos discográficos y distribuidoras. Así se explican sus números rojos. Pero la compañía quiere ser rentable. Y su plan pasa por este podcast y sus 100 millones de descargas al mes.

The Ringer. Así se llama la que aspira a ser la joya de la corona de Spotify en la reinvención de su negocio. Este programa genera 15 millones de dólares en ingresos. Cada año. Está producido por ESPN y supone una pieza más en el entramado que la plataforma de streaming musical lleva meses tejiendo.

Con la música a otra parte. Spotify quiere dejar de depender de las canciones.Y ahí es donde entran los podcasts. Este negocio genera 700 millones de dólares cada año. Solo en ingresos publicitarios.

Y los músicos, tiemblan. La industria teme llevarse menos dinero si su contenido pierde relevancia en la plataforma. Quieren una suma mínima independientemente de las veces que sean escuchados. "Spotify intenta constantemente reducir la música en su plataforma por lo que hay una fricción constante", afirma un ejecutivo de la industria musical cercano a las negociaciones, según el Financial Times.

Spotify no sabe ni contesta pero una fuente cercana a la empresa reconoce al rotativo que "la relación (con los dueños de los derechos musicales) puede evolucionar a lo largo del tiempo". Dicha fuente confirma la hoja de ruta de la plataforma en el corto plazo: elevar los ingresos publicitarios a través de los podcasts, que ahora guardan la llave de la rentabilidad.

SOMOS LO QUE ESCUCHAMOS

Los podcasts son la nueva radio. Y no lo dice solo la sueca. Bernstein pronostica que la facturación que Spotify percibe por sus podcasts puede pasar de los 11 millones actuales a los 174 millones para 2025. 700.000 de estos programas se alojan actualmente en la plataforma. Su consumo se ha multiplicado un 200% en el último año y un 16% de sus usuarios activos accede a ellos todos los meses.

Streaming Ad Insertion. Así se llama la herramienta con la que Spotify quiere edificar su negocio publicitario multimillonario en torno a los podcasts. Somos lo que escuchamos. A partir de ahora, los anuncios que escucha cada usuario variarán según su propio perfil. La plataforma usará un algoritmo para aprender sobre nosotros y, en respuesta, replicará ofreciendo solo contenidos que puedan serle interesantes.

Hay una letra pequeña. El oyente puede sentirse incómodo. Observado, repentinamente. ¿Cederá ante los contenidos que ofrece la plataforma o hará oídos sordos a sus cantos de sirena?

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