MADRID, 1 (EUROPA PRESS)

El siete por ciento de la población española puede seguir un patrón de adicción a las compras, si bien es "complicado" establecer un perfil común de una persona con obsesión por las compras, como así lo ha asegurado el psicólogo especializado en ansiedad, fobias y trastornos obsesivos, Jorge López Pérez Vallejo.

"Es cierto que hace años las mujeres eran el perfil más sensible a ser atrapado por las compras compulsivas, pero ahora los hombres también han entrado en este problema, y están cada vez más presentes en el porcentaje de obsesión", ha dicho, para comentar que la edad se ha "dispersado, llegando en muchos casos a ser adolescentes lo que entran en procesos de compra compulsivas".

Y es que, prosigue, la facilidad de comprar desde cualquier lugar gracias también al comercio 'on line' ha catapultado este problema, ya que, en esos casos, el consumidor evita tener que ser visto por los dependientes numerosas veces en el comercio, ahorrándose el posible sentimiento de culpabilidad por la vergüenza de ser reconocido en cada tienda.

"Este trastorno puede ser muy complicado de diagnosticar, ya que, al vivir en una sociedad basada en el consumo, los síntomas pueden parecer normales. Debemos destacar que la oniomanía o compra compulsiva "se trata de un problema adictivo basado en el placer, y se caracteriza por un impulso irresistible, por una necesidad irrefrenable y por una tensión creciente que únicamente se pueden aliviar comprando", ha dicho.

Por lo tanto, destaca, no hay de base una fobia, sino la búsqueda "desenfrenada" de placer, justamente porque el síntoma se basa en un placer que se busca de manera incontrolable y que eliminarlo resulta particularmente costoso y difícil.

Además, el experto ha asegurado que se tiende a pensar que las compras compulsivas quedan solo reducidas a ropa o joyería, pero el artículo que se compra es muy variado, nuevas tecnologías, coches, artículo para coches o ropa antigua. El comprador compulsivo puede estar obsesionado con un artículo en concreto o, en cambio, satisfacer su necesidad de comprar con cualquier objeto de consumo.

"Por eso, los periodos de rebajas o incluso la publicidad provocan estímulos continuos que llevan a una reacción de compra, ya que este es su objetivo, pero en el caso de un comprador compulsivo es una provocación constante realmente peligrosa", ha dicho.

Finalmente, el doctor ha recordado que los compradores compulsivos pueden sufrir de trastornos psicológicos y de comportamiento que se deben tratar antes de que se conviertan en personas ansiosas, inseguras, introvertidas, con miedo al rechazo y la desaprobación social, desarrollando una personalidad con baja autoestima, incluso depresión, ataques de pánico y pérdidas continuas del control en el momento en que no pueden satisfacer su deseo de comprar, o cuando lo han satisfecho y son conscientes de que pueden tener un problema serio.

"Por suerte, este trastorno tiene solución psicológica. La intervención terapéutica debe estar enfocada a desactivar la excitación, a controlar ese placer que produce el hecho de comprar. Siempre, cada tratamiento debe ser individualizado con diferentes estrategias propuestas para cada comprador compulsivo, construyendo también un mundo real, en el que la persona poco a poco vaya abandonando el mundo que se ha creado para relacionarse con los otros de manera más equilibrada. La ayuda de los familiares o amigos es muy importante, ya que suelen ser las personas que antes se dan cuenta y pueden ofrecer gran apoyo con un problema del que es complicado salir sin ayuda", ha zanjado el psicólogo.

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