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Jerome Powell, presidente de la Fed

Jerome Powell y la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) han ganado tiempo a la espera de conocer el desenlace de la esperadísima reunión que mantendrán Donald Trump y Xi Jinping durante la próxima cumbre del G20, que se celebrará en Japón a finales de junio.

Durante la rueda de prensa para explicar en profundidad el cambio en el enfoque de la política monetaria (de paciente a actuar según sea necesario para sostener la expansión), el banquero central más poderoso del mundo ha señalado que en la próxima reunión de mediados de julio "tendremos mucha más información" para ajustar la política monetaria según sea apropiado, lo que les permitirá no reaccionar a "cambios en el sentimiento del mercado", lo que en su opinión sería un error.

Es decir, en julio la Fed sabrá si China y Estados Unidos han reanudado las negociaciones comerciales que rompieron a principios de mayo, justo cuando el mercado estaba anticipando que terminarían con éxito. Esa ruptura disparó la previsión de un recorte de tipos preventivo por parte de la Fed para evitar un posible frenazo económico, pero Powell considera que no es bueno "sobre reaccionar" a la incertidumbre provocada por este factor.

Y aunque el banco central ha cambiado su discurso y ha abierto la puerta a recortar los tipos si es necesario, no se ha comprometido explícitamente con un recorte que, si las negociaciones entre China y EEUU se reanudan, tal vez no sea necesario, al menos de momento.

El razonamiento de Powell ha sido claro. La Fed está lista para actuar, pero hasta el momento el 70% de la economía sigue dando muestras de solidez, sobre todo el gasto del consumidor americano, que supone ese porcentaje. La debilidad, según ha precisado, se aprecia en "las manufacturas, la inversión empresarial y el comercio internacional".

Aunque el presidente del organismo ha reconocido que dentro del FOMC han aumentado los que apuestan por bajar tipos (hasta ocho miembros de un total de 17 anticipan un recorte en 2019) la mayoría de los integrantes del Comité Federal de Mercado Abierto que decide la política monetaria todavía no considera necesario recortar los tipos porque "podemos conocer mucho sobre los problemas actuales en el corto plazo".

Una vez más, vuelve a ser clave la reunión que tendrán Donald Trump y Xi Jinping durante la cumbre del G20. Aunque nadie espera que todos los problemas comerciales entre ambas naciones se resuelvan en dicho encuentro, si ambos líderes acuerdan seguir negociando, el sentimiento del mercado mejorará de manera notable y las presiones para que la Fed baje tipos en julio se reducirán de manera notable.

Si por el contrario la reunión termina en fiasco y se produce una escalada de la guerra comercial (Trump ha amenazado con una nuva ronda de aranceles a otros 300.000 millones de dólares de exportaciones chinas), Powell y la Fed no tendrán más remedio que bajar los tipos de interés a mediados de julio. Aunque por el momento, han ganado un poco de tiempo sin decepcionar al mercado. Veremos si es suficiente.

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