• Rajoy ha dejado claro que no habrá consulta del 9 de noviembre
  • El pacto fiscal podría calmar a los independentistas
  • El Gobierno estaría dispuesto a introducir cambios en la financiación autonómica

Desde el pasado 11 de julio, cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y president de la Generalitat, Artur Mas, mantuvieron una conversación telefónica para concretar una reunión, uno y otro han ido lanzando indirectas sobre el contenido del encuentro.

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Ya hay fecha: el próximo 30 de julio Rajoy recibirá a Mas en La Moncloa -cerca de un año después de la última vez que se vieron-, y cada uno acudirá a la cita con su propia agenda de temas a tratar. Veamos algunos de los puntos clave, hasta dónde podrían negociar y sobre qué temas se mostrarán inflexibles:

1. Consulta Soberanista del 9 de noviembre en Cataluña

El president de la Generalitat ha planteado esta reunión en clave soberanista y ha dejado claro que quiere hablar de la consulta y del derecho a decidir. El máximo objetivo de Mas es que Rajoy acepte la celebración del referendum sobre la independencia de Cataluña.

El presidente del Gobierno ha reiterado que no puede hablar sobre la consulta ya que sería incurrir en la ilegalidad: “Yo no voy a entrar en debates absurdos. Ese referéndum es ilegal y por tanto no se va a celebrar. Y creo que es mejor decir las cosas con claridad para no generar falsas expectativas”.

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Ni la legislación vigente ni la constitución amparan un referendum como el que se quiere celebrar en Cataluña.

2. Pacto fiscal y más autogobierno en Cataluña

Algunas voces se han alzado insinuando que las aspiraciones independentistas se podrían calmar con un pacto fiscal en Cataluña. El empresariado catalán ha reivindicado esta medida y, recientemente, la patronal catalana, Foment del Treball, ha detallado una propuesta que podría resolver el conflicto: cesión de la plena gestión tributaria, el blindaje simbólico que supondría la plena competencia para Cataluña en materia de lengua y cultura y la posibilidad de desarollar el modelo territorial catalán que se quiera.

3. Reforma sobre financiación autonómica

Este es uno de los temas cruciales para el Ejecutivo central, ya que el Gobierno quiere aprovechar que la reforma sobre financiación autonómica diseñada por el ministro de Hacienda no se materializará hasta después de las elecciones municipales y autonómicas (mayo de 2015).

Artur Mas podría aprovechar el encuentro para conseguir modificaciones importantes en este sentido, ya que recientemente ha explicado que espera poder debatir con el presidente del Gobierno otros temas que también preocupan a los catalanes como cuestiones económicas, políticas y sociales.

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El pacto fiscal podría satisfacer a los independentistas, pero el Gobierno prefiere una refroma en la financiación

4. ¿Qué se podrá negociar en la reunión?

Rajoy estaría dispuesto a hablar de una reforma en la financiación autonómica, así, podría presentar una norma para que las comunidades más ricas, como Madrid o Cataluña, no salgan tan perjudicadas.

Mas se ha mostrado flexible a la hora de cambiar la fecha y el contenido de la pregunta de la consulta que está fijada para el próximo 9 de noviembre en Cataluña. No obstante, el president de la Generalitat ha dejado claro que no tomará ninguna decisión sin consensuarla con el resto de partidos soberanistas.

5. ¿Cuáles son las "líneas rojas" de Rajoy y de Mas?

El presidente español ha dejado claro reiteradamente que no hablará ni de la consulta soberanista ni de la independencia de Cataluña.

Tanto el presidente del Gobierno como el ministro de Hacienda tampoco están dispuestos a negociar el pacto fiscal en Cataluña.

Artur Mas ha insistido en que la consulta no es negociable y que se celebrará porque "responde a la voluntad de los catalanes". En este sentido, el portavoz del Govern, Francesc Homs, ha advertido al Gobierno que no “menosprecie” a Mas, ante la negativa reiterada de abordar el proceso soberanista en la reunión. Y ha insistido en que el proceso no es una “manía personal de Mas”, si no que este es depositario de un mandato popular "de querer votar".

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