• El Gobierno se enfrenta a una suspensión de pagos sin precedentes
  • Aun no se conocen los efectos a corto y largo plazo de esta situación
  • Argentina podría seguir negociando el pago en 2015
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Después de meses de negociaciones que se intensificaron en la última semana, finalmente Argentina no llegó a un acuerdo con sus acreedores y entrará de nuevo en default. Según los expertos, no será una situación tan grave como la ocurrida hace casi 13, cuando el país entró en el mayor cese de pagos de la historia económica reciente. Aun así, el Gobierno del estado sudamericano tendrá que aplicarse con cinco medidas para sobrellevar esta situación, tal y como recoge BBC.

1- Seguir negociando a final de año

Es la primera solución a corto plazo. A pesar de que las negociaciones llevadas a cabo por el Ministro de Economía Axel Kicillof con los holdouts hayan fracasado, el Gobierno todavía puede llegar a un acuerdo entre partes privadas. Esta solución no comprometería los acuerdos que Argentina ya había hecho con otros tenedores de deuda -aquellos que sí se sumaron a las reestructuraciones de 2005 y 2010.

Por ejemplo, un grupo de bancos privados argentinos llegó a ofrecer 250 millones de dólares a los fondos buitres como señal de buena voluntad del pago por parte de Argentina. La deuda total asciende a unos 1.5000 millones de dólares.

Para el país puede ser menos costoso vivir bajo un default que tener que indemnizar a todos sus bonistas. Si Argentina logra navegar por el default hasta enero de 2015, ambas partes podrían llegar a un pacto que destrabara los problemas del gobierno para que el dinero llegue a los acreedores.

2- Buscar otras vías de financiación

En esta nueva situación, el Gobierno y las compañías tendrán limitado su accedo al crédito. Pero Argentina ya estaba en esta situación antes de entrar en default. Así lo declaraba la presidenta del país, Cristina Fernández de Kirchner. "Quieren asustarnos a los argentinos diciendo que si no hacemos lo que quieren los fondos buitres, no van a ingresar capitales ni vamos a tener acceso al financiamiento. Y digo yo, desde el año 2003 a la fecha, ¿cuándo tuvimos acceso al financiamiento internacional?".

La importancia de las materias primas, los commodities y el boom del sector agrícola permitieron a Argentina salir de la crisis, aun sin el apoyo de créditos externos. Sin embargo, la realidad actual es que el precio de las materias primas en todo el mundo están en caída y la economía argentina se encuentra en recesión.

3- Reducir la incertidumbre de los mercados

Los efectos del default se harán más visibles a partir del segundo semestre del año. El incremento del nivel de incertidumbre podría llevar al deterioro de la economía argentina, minando la confianza de consumidores, inversores y empresarios.

Por su parte el gobierno argentino ya ha intentado tranquilizar sobre los posibles efectos que el default tendría en el bolsillo de los trabajadores y los empresarios, con el fin de evitar una fuga de capitales o la paralización del consumo.

4- Incentivar el consumo interno

En la misma línea del punto anterior, el miedo de la población a volver a la misma situación del 2001 podría paralizar el consumo. En este sentido, Fernández de Kirchner pidió a los argentinos que aumentaran la productividad de los trabajadores, uno de los puntos débiles de la economía argentina, para mejorar la competitividad de las empresas y poder garantizar los empleos.

"Compren una moto si es que pueden, compren una plancha o un lavarropa si es que lo necesitan, porque estarán fortaleciendo el trabajo de los argentinos", indicó la presidenta.

En los últimos años, el gobierno ha mantenido su confianza en la demanda interna para poder mantener con vida su economía. Con la nueva situación, no sería descabellado que se potenciaran las políticas de créditos para viviendas, automóviles o becas al estudio.

SIGUE EN DIRECTO: ARGENTINA NO LLEGA A UN ACUERDO CON LOS FONDOS BUITRE PARA EVITAR EL DEFAULT

5- Evitar nuevos litigios con bonistas

Si los acreedores decidieran "acelerar" el cobro completo de sus bonos, en vez de esperar a que venzan en varios años, podría suponer un grave problema para la economía argentina. Más de un tercio de la deuda externa total del país, unos 30.000 millones de dólares, podría ser reclamada por los propietarios de los bonos emitidos por Argentina.

Este escenario sería el mayor golpe a las finanzas del país, con exigencias de pago que igualarían el total de sus reservas. En concreto supondrían que un litigio por 1.500 millones de dólares acabara en una lucha por evitar a toda costa el pago de una deuda mucho más abultada.

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