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Semana de bancos centrales, con la mirada puesta … en Estambul. El Banco Central de la República de Turquía (CBRT por sus siglas en inglés) le robará el protagonismo a dos de los organismos monetarios más importantes del mundo: el Banco de Inglaterra (BoE) y el Banco Central Europeo (BCE).

La cita será el próximo jueves, pero los inversores no estarán pendientes de Londres ni de Frankfurt, sino de la antigua Constantinopla. Porque el mercado espera que, pese a las reticencias del presidente turco Erdogan a una subida de tipos, el banco central otomano anuncie un nuevo aumento de los intereses para contener la inflación, tras el desplome de la lira turca en el mercado de divisas durante el mes de agosto, que tanto daño ha hecho a BBVA.

Erdogan ha comentado públicamente que un aumento de los intereses no es bueno para la economía. Sus comentarios y el nombramiento de su yerno, Berat Albayrak, como ministro de Economía, han erosionado la independencia del banco central, que se enfrenta ahora a una difícil situación, tras su decisión de mantener los tipos en julio, muy criticada por la comunidad financiera.

Con la tasa de inflación interanual en el 17,9%, un déficit por cuenta corriente del 6,4% del PIB, un déficit público del 3% y una depreciación de la lira del 50% en 2018, la entidad monetaria tiene un auténtico 'papelón' entre manos.

“Dos medidas serían apropiadas en la situación actual”, afirman desde la gestora DWS. “Una fuerte subida de los tipos de interés para contener la inflación y la salida de capitales y al mismo tiempo atraer capital extranjero” y “la negociación de un préstamo con el FMI para aliviar las necesidades de financiación a corto plazo”.

ANTICIPA UNA SUBIDA DE TIPOS

En un raro y escueto comunicado publicado el pasado 3 de septiembre para calmar a los mercados, el banco central ya anticipó una subida de los intereses para “apoyar la estabilidad de los precios” debido a que “los acontecimientos recientes sobre la previsión de inflación indican riesgos significativos para la estabilidad de precios”.

El organismo señaló que “tomará las medidas necesarias” y “ajustará su política monetaria”, utilizando “todos los instrumentos disponibles para conseguir el objetivo de estabilidad de precios”. Así las cosas, parece que el gobernador de la entidad, Murat Çetinkaya, tendrá que llevar la contraria a Erdogan y afirmar su autoridad frente al creciente poder del presidente turco.

En junio, el CBRT ya aumentó los intereses un 1,25%, hasta el 17,75%, para frenar el desplome de la lira. Un movimiento que se produjo tras haber aumentado los tipos en un 3% en el mes de mayo en una reunión de urgencia, hasta el 16,5% desde el 13,5% anterior.

RIESGO DE ESPIRAL INFLACIONARIA

En este escenario, todas las miradas se centran en Turquía, con permiso del Banco de Inglaterra y del Banco Central Europeo, que también miran con atención hacia Estambul. Porque la economía británica y, sobre todo la europea, están muy interesedas en que la economía turca siga creciento a buen ritmo y no caiga en el caos de las últimas semanas.

Chris Iggo, director de inversiones y responsable de renta fija de AXA IM, comenta que “los inversores esperan un plan económico integral por parte del Ministerio de Finanzas y una subida de tipos para contener la inflación”. No parece que haya medidas mágicas para solucionar la crisis, pero al menos es necesario detener la sangría de la lira.

“El riesgo es que Turquía entre en una espiral inflacionaria que sólo pueda ser rota por medidas de austeridad muy duras. El Gobierno no quiere ayuda externa, por lo que las decisiones de política doméstica son críticas”. Así que el próximo jueves, todas las miradas se dirigirán hacia Estambul, en lugar de hacia Londres y Frankfurt.

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