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Petróleo DAVID MCNEW - Archivo

"¡Prepárese para la volatilidad invernal!". Esa es la advertencia que lanzan los estrategas de Rabobank en su último informe sobre el mercado de la energía, en el que estudian al detalle la situación actual del petróleo y ofrecen una visión a futuro para el Brent, el barril de referencia en Europa. Creen, de hecho, que tiene posibilidades de llegar de aquí a final de año a los 100 dólares por barril, y estiman que incluso podría mantenerse por encima a principios de 2024.

"El Brent se ha enfrentado a una fuerte resistencia en torno a los 94-95 dólares el barril", aunque aún tiene espacio para seguir subiendo. Según comentan los analistas del banco holandés, "el factor destacado que fija el techo sigue siendo el sentimiento macroeconómico y los temores de una recesión mundial", y la situación no ha cambiado.

Comentan que "los diferenciales temporales han seguido fortaleciéndose", lo que en su opinión "apuntala la rigidez física y fundamental del mercado". Prevén que esta tónica continúe en el cuarto trimestre, y afirman que el Brent "tiene el impulso para tocar los 100 dólares".

Sin embargo, ven "más fuerza en el primer trimestre de 2024 para mantenerse por encima de la marca de los 100 dólares el barril". Y es que "todavía existe un importante riesgo de alza de precios debido a la disparidad subyacente entre la demanda y la oferta", que cada vez es más escasa en lo que Rabobank considera "el mercado más tenso del mundo".

No solo el petróleo está presionado al alza, sino también sus derivados, como son la gasolina y el diésel, que también han experimentado fuertes subidas. Y la situación ante la limitación de la oferta lleva a los expertos de la firma holandesa a preguntarse "de dónde van a salir los inventarios cuando las refinerías ya estén produciendo a su máxima capacidad".

Lo explican de la siguiente forma: "Dado que los precios de la gasolina y el diésel se han disparado en los últimos cuatro meses, esperamos que la inflación reanude una marcha ascendente y, lamentablemente, esto seguirá presionando a los bancos centrales para que suban aún más los tipos", pronostican.

Sin embargo, aunque creen que estos nuevos aumentos de los tipos para combatir la inflación "serán inútiles", sí que afectarán a la inversión. En su opinión, "la nueva oferta de petróleo crudo y gas natural disminuirá a medida que aumente el coste de capital de las empresas". Como dicen, las empresas "ya detestan invertir en nuevos campos, exploración y producción", por lo que es de esperar que "sigan devolviendo capital a los accionistas" y no inviertan en nuevas refinerías, lo que influirá en los precios.

"Las refinerías en Estados Unidos y Europa están en declive controlado. El número de plataformas sigue disminuyendo tanto para el petróleo como para el gas, pero la producción de petróleo de Estados Unidos está aumentando, principalmente debido a la finalización de pozos perforados pero no terminados", indican desde Rabobank.

Su previsión es que "el relleno se convertirá en un gran problema en la próxima década", a medida que los nuevos pozos experimenten una caída en la producción. En conclusión, remarcan, el aumento de los tipos de interés "deprime el gasto en infraestructura y desalienta las inversiones de capital", por lo que al final estamos ante un "problema circular".

Y es que Rusia y la OPEP, en este escenario, "tienen las de ganar". De hecho, sus decisiones sobre la producción, que han recortado hasta finales de año, ya han afectado a los precios. Los estrategas de Rabobank creen que "la verdadera solución" es la energía verde, incluida la energía nuclear, porque solo con ella se logrará la tan ansiada independencia energética.

Pero, reconocen, "el principal problema durante la próxima década es la velocidad de su adopción". "Si la energía verde se retrasa, entonces el petróleo y sus productos derivados se enfrentarán a un enorme abismo entre la oferta y la demanda", vaticinan.

"La oferta de petróleo irá a la zaga de la demanda en el futuro previsible y, por tanto, cualquier debilidad, conocida o desconocida, no durará mucho", comentan los estrategas de la firma holandesa. En cualquier caso, inciden, "será la lenta curva del futuro alejamiento de la gasolina y el gasóleo en la década de 2030 lo que finalmente hará bajar los precios, pero hasta entonces reinarán la volatilidad y el riesgo".

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