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© Alberto Sánchez

Encabeza todos los rankings de las series más vistas de Netflix en numerosos países y está batiendo récords de audiencia dentro de la plataforma de streaming. La producción surcoreana ‘El juego del calamar’ se cuela entre las favoritas de los seriéfilos por la maestría con que combina los elementos que son una constante en el cine surcoreano: denuncia de desigualdades sociales, violencia sin filtros, una puesta en escena digna de Michel Gondry y una crítica feroz al capitalismo, centrada en el brutal endeudamiento de sus personajes, hasta el punto de que algunos de ellos llegan a hipotecar partes de su cuerpo a acreedores sin escrúpulos.

El asedio de los prestamistas es una de las principales motivaciones de los protagonistas para participar en el brutal juego por el que tienen alrededor del 0,20% de posibilidades de hacerse inmensamente ricos. Este aspecto, pese a que llevado al extremo, no es más que una metáfora del ahogo financiero que sufren las familias en Corea del Sur, agravado por la crisis derivada del Covid y por las decisiones de su banco central.

Con 51,78 millones de habitantes, la deuda de los hogares se estimó en unos 1.810 billones-1.830 billones de wones (1,53 billones-1,55 billones de dólares) a finales de julio, según cálculos basados en datos del Banco de Corea (BOK) y el Servicio de Supervisión Financiera (FSS). Esto equivale al 105% del PIB, según calcula Trading Economics, a fecha de marzo de 2021.

Comparativamente, en España, con casi 47,4 millones de habitantes, la deuda de los hogares estaba en torno a los 700.000 millones de euros, según el Banco de España, en el mes de julio, lo que equivale a cerca del 63% del PIB. El ratio deuda de las familias - PIB era del 54,1% en la Unión Europea (UE) a finales de 2020, según CEIC Insights y ascendía al 69,5% en EEUU en marzo de 2021.

Esta situación, que viene desde mucho antes de la pandemia, apunta a un empeoramiento en los próximos meses, ya que se espera que los bancos centrales, incluidos el Banco de Corea y la Reserva Federal de EEUU, endurezcan sus políticas para reducir la liquidez. De hecho, el BOK fue el primer banco asiático en subir la tasa de interés un 0,25% a finales de agosto, con más incrementos por venir, ya que el organismo cree que los riesgos financieros del país son peores para la economía que la variante Delta.

El aumento de la inflación añade leña al fuego de la cuarta economía del continente asiático. El IPC ha sido superior al 2% desde abril, lo que alimenta las predicciones de que la tasa de inflación anual superará el objetivo del banco central del 2%, por primera vez desde 2012.

En este contexto, el BOK se ve presionado para proseguir con el endurecimiento de su política monetaria, lo que tendrá un efecto adverso en la deuda. Se calcula que una subida de un punto porcentual en los tipos de interés de los créditos personales aumentará los coste para los hogares en 11,8 billones de wones. Los préstamos a tipo variable constituyeron el 85,5% de los nuevos préstamos de los bancos locales en junio, la cifra más alta en unos siete años y medio. El aumento de los costes de la financiación bancaria suele reducir el gasto de los consumidores y afectar a la economía en general.

LOS JÓVENES, CON EL AGUA AL CUELLO

Por rango de edad, los treintañeros son los más endeudados, con una cifra que asciende a cerca del 270% de sus ingresos anuales, según los datos del banco central. Por otra parte, los menores de 40 años compraron 272.638 apartamentos en 2020, lo que supone un aumento de casi el 77% con respecto al año anterior, superando las subidas del 64% y el 63% observadas respectivamente en la población de 40 y 50 años.

Las autoridades del país han adoptado medidas para contrarrestar esta situación, como poner techos al máximo de endeudamiento que pueden contraer los particulares en relación con sus ingresos, hasta el 40% -la cantidad recomendada en España-. Además, han prometido endurecer aún más los límites, ya que el endeudamiento amenaza la estabilidad financiera y han hasta rogado a los ciudadanos que dejen de endeudarse.

Pero esta actuación ha sido mal recibida por la población, según informa ‘Reuters’, ya que ven una injerencia de las autoridades en sus libertades. "A medida que los bancos reducen los préstamos, los que necesitan dinero buscarán otras vías", comentaba Kong Dong-rak, economista de Daishin Securities. "Algunos acudirán a sus padres, y luego a prestamistas de alto coste para eludir las restricciones, y acabarán corriendo mayores riesgos".

Nada de lo anterior, por muy dramático que sea, no exonera a nadie de participar en macabros juegos a cambio de 45.600 millones de wones -33 millones de euros-… ¿O tal vez sí?

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