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El Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) se niega a subirse al carro del endurecimiento monetario y mantiene un control de la curva de rendimientos, que, según los analistas internacionales, le puede pasar factura en el medio y largo plazo, principalmente en forma de una "revalorización significativa de la deuda".

"Japón no parece estar preparándose a sí mismo ni a los mercados financieros más amplios para lo que la mayoría cree que es un cambio inevitable en la política monetaria en los próximos meses. Cuanto más tiempo se mantenga con el control de la curva de rendimientos, en un mundo de tasas de interés en aumento, peores serán las consecuencias a largo plazo y más difícil será diseñar un pivote suave", destaca Neil Wilson, analista de ETX Capital.

Además, si el país no gestiona de una manera adecuada la salida de este tipo de políticas puede también provocar consecuencias "de gran alcance" sobre los mercados financieros mundiales.

El gobernador del BoJ, Haruiko Kuroda, dejará su puesto en abril tras diez años al frente de la entidad, por lo que su sucesor "puede tener una mano más libre para cambiar la política", aunque esto no aliviará las consecuencias económicas que, previsiblemente, deberá afrontar la economía japonesa.

"La salida del control de la curva de rendimientos (YCC, por sus siglas en inglés) resultará en una revalorización significativa de la deuda japonesa y podemos esperar grandes pérdidas en algunos rincones, particularmente entre los tenedores nacionales de bonos japoneses que han tenido asegurada la 'put' del BoJ durante una década", agrega.

PREOCUPACIÓN SOBRE POSIBLES CONTAGIOS

Existe la preocupación de que una fuerte revisión de precios resulte en ventas masivas de deuda y otros activos, lo que puede provocar un "contagio entre otras clases de activos", entre los que se encuentran las acciones japonesas y el yen.

"Un shock de la tasa de interés, que causaría el abandono del control de la curva, expondría niveles indeseables de apalancamiento en muchos balances corporativos. Sin duda, enviaría ondas de choque a través de los mercados mundiales de tipos de interés. Los efectos podrían empeorar si se produce cuando el endurecimiento cuantitativo de EEUU realmente comience a reducir la liquidez mundial", asegura Wilson.

Además, los inversores japoneses poseen una gran cantidad de activos extranjeros, que según las últimas estimaciones alcanzan un valor de alrededor de 3,2 billones de dólares, por lo que, si los bonos japoneses comienzan a ofrecer un buen rendimiento, se podría esperar "una buena cantidad de repatriación, es decir, venta de dólares o euros o cualquier activo denominado en otra moneda".

"El YCC no puede sobrevivir mucho más tiempo", concluye este analista, y argumenta que "Japón está gastando miles de millones de dólares para apuntalar el mercado de bonos de una manera insostenible", además de "haber quemado reservas de divisas para frenar la depreciación del yen".

Opinión parecida tiene Jen-Ai Chua, analista de acciones de Asia para Julius Baer, quien señala que "la decisión del BoJ de mantener el statu quo en su política YCC ha retrasado, pero no disminuido, las expectativas de un cambio en el régimen de tipos de interés".

BANCOS Y ASEGURADORAS, POSIBLES GANADORES

"Esperamos una consolidación en los precios de las acciones bancarias, pero seguimos siendo optimistas sobre las perspectivas para el sector financiero, siendo tanto los bancos como las aseguradoras nuestras jugadas preferidas ante el aumento de los tipos de interés", destaca.

Los precios de las acciones de los megabancos japoneses se corrigieron ante la noticia de la decisión del BoJ de mantener el statu quo del YCC, si bien esto no frena la buena perspectiva.

"Seguimos siendo optimistas sobre los bancos y las aseguradoras japonesas, dadas sus grandes participaciones en bonos y su alta correlación histórica con los rendimientos de los bonos a 10 años", destaca.

Sobre los bonos, recuerda que "después de compras significativas en las últimas semanas para mantener bajos los rendimientos, el BoJ ahora posee alrededor del 53% de todos los bonos del gobierno japonés, un nivel que algunos comentaristas encuentran preocupante y ven como insostenible".

Además, el cambio en la política monetaria podría producir una apreciación en el yen japonés, un hecho que "asociado con el aumento de las tasas, podría perjudicar a los exportadores japoneses".

Las últimas decisiones del BoJ "decepcionaron a los halcones que buscaban más aumentos de tasas", y retrasaron las previsiones sobre la llegada del pivote monetario. "Las expectativas ahora son que un cambio de régimen en las tasas ocurra solo a partir de abril de 2023, cuando asuma el nuevo gobernador del BoJ", asegura Chua.

CAMBIOS A LA VISTA

Los analistas de Barclays consideran que el BoJ podría aprovechar las mejoras en las tendencias de salarios y precios como una oportunidad para adelantar nuevas revisiones en la dirección de la normalización de la política monetaria, y aventuran "una implementación por etapas de las revisiones del YCC".

Según este pronóstico, el banco central lanzaría un llamado para una evaluación integral en la reunión sobre política monetaria que mantendrá entre el 9 y el 10 de marzo, para acometer las "revisiones completas del YCC basadas en los resultados de esa evaluación bajo el nuevo gobernador del BoJ en la reunión del 27 y 28 de abril".

"Esperamos que el BoJ regrese a la política monetaria convencional con el objetivo de una tasa de política única a corto plazo (la tasa de referencia a un día) para mediados de 2023, y que luego desmantele su política de tasa de interés negativa y restaure la política de tasa de interés cero en la reunión de julio, para apegarse a esa política hasta el primer semestre de 2024, antes de aumentar en etapas hasta una tasa de 0,3% a fines de 2024", aseguran.

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