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El lenguaje amable abre más puertas a los políticos. Así lo revela un estudio realizado en EEUU, que ha analizado las palabras expresadas por los cargos electos del Congreso durante las dos últimas décadas y ha llegado a la conclusión de que la cortesía y las palabras amistosas han mejorado las perspectivas de voto de los congresistas.

Las conclusiones de este estudio, publicado en la Academia Nacional de Ciencias de EEUU (PNAS por sus siglas en inglés) y del que se hace eco El País, reflejan una correlación entre las palabras amables y la valoración que hacen los estadounidenses de sus congresistas, que va bajando a medida que los políticos usan conceptos más beligerantes y pronuncian un discurso más duro.

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De esta forma, términos como “afecto”, “cuidar”, “cortesía”, “derechos”, “igualdad”, “humano”, “escuchar”, “compartir” o “solidario”, que tienden a transmitir contenidos en favor de los intereses colectivos y la armonía entre personas, fueron mejor recibidos por los votantes. Así, al comparar mes a mes la proporción en que se usaban estas palabras en los discursos con las encuestas de valoración de los políticos se ha observado una “impresionante coincidencia”.

Y concretamente, han explicado los investigadores, las palabras que han provocado una mayor aprobación del público por su uso fueron “amable”, “involucrar”, “educar”, “contribuir”, “preocupado”, “dar”, “tolerar”, “confianza” y “cooperar”.

Los políticos que hablan de “educar”, “dar” y “tolerar” están mejor valorados

“Sugerimos que la reciente desaprobación pública es en parte resultado de la desaparición del lenguaje cálido y prosocial en los discursos del Congreso”, resalta el estudio, cuyo objetivo era encontrar la causa de que las cámaras de EEUU cuenten hoy con un 10% de aprobación de la opinión pública estadounidense en las encuestas, cuando hace 12 años era del 84%.

Es por ello que tras descartar otras variables, como la crisis económica o las consecuencias del 11-S, se ha llegado a la conclusión de que el culpable no es otro que el discurso es menos humano de los políticos estadounidenses.

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Los autores del estudio, un equipo de investigadores canadienses, han descubierto una correlación muy importante entre el carácter sociable del discurso político y lo que los medios transmitían a la población. Tal es así que han llegado a la conclusión de que la población es extremadamente sensible al lenguaje, ya que la caída del 19% en el uso de las palabras amables entre 2002 y 2014 provocó un derrumbe del 75% en la valoración de los congresistas.

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