aragonés esquerra elecciones

La cuenta atrás de la investidura del nuevo president de la Generalitat llega a cero el viernes, 26 de marzo, sin que ninguno de los candidatos que mantienen su intención de someterse a la confianza del Parlament de Catalunya haya logrado atar los apoyos necesarios. El republicano Pere Aragonès y el socialista, Salvador Illa, empataron en número de escaños -33-, para el PSC y ERC, en las elecciones del 14F lo que mantiene vivas las esperanzas de ambos de alzarse con el liderazgo del Govern. De los dos, el republicano es quién se coloca en todas las quinielas, pero fuentes parlamentarias llaman a no ningunear el exceso de tacticismo político que podría derivar en una carambola para el socialista.

El jueves se dará por finalizada la ronda de contactos de la presidenta de la Cámara catalana, Laura Borràs, con las formaciones, proceso tras el cual tiene la obligación de proponer un candidato: aquel que cuente con más posibilidades de ser investido. Por ahora, Illa sólo tiene los votos de su grupo a los que se podrían llegar a sumar los seis apoyos de Ciudadanos. Aragonès, en cambio, se ha asegurado ya el respaldo de la CUP con un preacuerdo de Gobierno entre ambas formaciones, lo que le da una ventaja de un diputado, 42.

La candidatura del republicano, no obstante, está pendiente de los 32 parlamentarios de Junts, quienes apuran los tempos para atar el reparto de conselleries y las condiciones de un nuevo gobierno entre dos formaciones que acabaron detestándose en la anterior legislatura. Tanto es así que fuentes próximas no han descartado que se busque un fracaso en esta primera ronda para darse más tiempo de negociación hasta mayo, cuando, de no haber candidato, se convocarán nuevos comicios.

Las diferencias entre ambos, según explican desde el entorno de los partidos, están, por un lado, en que en la distribución al 50% de departamentos del gobierno autonómico, se busca un intercambio de carteras. Es decir, que en esta nueva etapa pasen bajo control republicano las que estaban bajo tutela de los neoconvergentes y viceversa. Pero ERC no las tiene todas, ya que eso supondría renunciar a las carteras sociales. Por otra parte, 'esquerra' es reacia a que la hoja de ruta independentista esté monitorizada por el Consell de la República jurídicamente inexistente y presidido por el expresident Carles Puigdemont.

El acuerdo con la CUP ha puesto contra las cuerdas a los junteros, que temen ahora quedar retratados si no dan su visto bueno a Aragonès como los culpables de que no haya un Govern independentista. En cambio, de cara a la galería los postconvergentes declaran que el pacto "importante tiene que ser con Junts, y aún está muy verde".

Las escasas 48 horas que quedan antes de que el viernes arranque la sesión plenaria serán cruciales, pese a que desde Junts se descarta el éxito en la sesión del 26, lo que obligaría a repetir la votación dos días después. El debate suele prolongarse dos jornadas, por lo que si Aragonès -llegados al punto de que finalmente sea el candidato propuesto por Borràs- no logra los 68 escaños necesarios en la votación del 26 o el 27 -mayoría absoluta-, la segunda vuelta, donde sólo necesita más votos a favor que en contra -mayoría simple-, se celebrará el 28 o el 29.

¿ILLA PRESIDENT?

Sin embargo, los junteros podrían romper la cuerda de tanto tensarla, ya que los socialistas no abandonan el pulso por la presidencia y el apoyo del partido de Inés Arrimadas alimenta la opción Illa. El líder de Cs en Catalunya, Carlos Carrizosa, ha afirmado que dará apoyo antes a un candidato constitucionalista para investirlo president de la Generalitat, que a "un independentista que quiera el embate democrático" al Estado. Sin embargo, el PSC sigue necesitando al partido de Jessica Albiach quien ya ha trasladado a Borràs su intención de votar en sentido negativo tanto a Illa como a Aragonès.

En caso de que el partido naranja mantuviera su sí a Illa, este se haría con 39 escaños, insuficientes hasta en segunda vuelta. De hecho, aunque el PP y Vox votaran a favor del socialista, Illa tendría 52 apoyos, frente a los más que seguros 'no' del bloque independentista que suma 74 escaños.

Sin embargo y ante la total falta de premura en las filas neoconvergentes nadie se atreve a descartar que Borràs deje que Illa se inmole en una investidura que nace fallida para hacer correr el reloj hacia el 26 de mayo, fecha límite para investir un President de la Generalitat e ir a nuevas elecciones.

Noticias relacionadas

contador