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El primer ministro de Italia, Guiseppe Conte, en una reunión en Roma.Filippo Attili/Palazzo Chigi/dpa

Los italianos tienen una cita con las urnas este domingo, 20 de septiembre, y el lunes, 21 de septiembre, con la celebración de comicios en siete regiones. Los partidos de centro-derecha se presentan compactos a esta cita, mientras que los dos partidos actualmente en el Gobierno, Movimiento 5 Estrellas (M5S) y Partido Demócrata (PD), no han conseguido ponerse de acuerdo con los candidatos, lo que les podría pasar factura.

De las regiones en las que se vota, cuatro están en manos del centro-izquierda (Toscana, Las Marcas, Campania y Apulia), mientras que dos (Véneto y Liguria) son de centro-derecha.

También se vota en el Valle de Aosta, porque la junta de gobierno fue disuelta por sus relaciones con la mafia. El Valle de Aosta es una región autónoma con un sistema de partidos diferente.

"La verdadera prueba para la colación nacional del primer ministro, Giuseppe Conte, que lleva un año en el poder, llegará con estas siete elecciones regionales", apuntan los expertos de Berenberg, al tiempo que avisan de que "si la frágil colación de Roma de desmorona (debido a estos comicios), los mercados podrían preocuparse ante la posibilidad de unas elecciones anticipadas en Italia, que pueden llevar al triunfo a partidos euroescépticos, como la Liga Norte".

Desde las elecciones generales de marzo de 2018, los principales partidos de la oposición -la Liga Norte, de derechas; los Fratelli d'Italia (FdI), de extrema derecha; y el centro-derecha de Forza Italia (FI)- han arrebatado el poder al Partido Demócrata en ocho de las nueve elecciones regionales. Los votantes se han alejado en masa del Movimiento 5 Estrellas. "PD y M5S han presentado un candidato conjunto sólo en una región, mientras que los partidos de la derecha se han apoyado mutuamente", recalcan estos analistas.

QUÉ SE ESPERA

Según las encuestas, la derecha probablemente mantendrá Véneto y Liguria y ganará Las Marcas cómodamente, mientras que el PD puede contar sólo con Campania.

"Entre las regiones más disputadas, la Toscana es el objetivo más preciado. La izquierda ha gobernado la rica provincia durante los últimos 50 años, pero la Liga ha reducido la brecha con el PD en las encuestas", explica Berenberg. En Apulia, el titular del Partido Demócrata ha recuperado algo de terreno recientemente.

"Perder la Toscana, y en menor medida Apulia, podría llevar a la izquierda a la confusión. A la inversa, un empate, con tres victorias para la derecha y la izquierda, respectivamente, podría ayudar a estabilizar la coalición nacional", apuntan.

En cuanto a algunos detalles que deben tenerse en cuenta, cabe destacar que Liguria es la región donde el PD y M5S presentan candidatura conjunta. "Un (probable) fracaso como el de Umbría el año pasado haría más difícil alcanzar nuevas alianzas entre ambos", avisa Berenberg. Además, estos analistas advierten de que el FdI ha subido del 10,5% al 15% en las encuestas de 2020, mientras que la Liga ha bajado del 32% al 26%. "Si la Liga no consigue la vitoria en Toscana, Matteo Salvini podría estar bajo presión", anticipa Berenberg.

RIESGOS "CONSIDERABLES"

Con todo, la firma alemana sostiene que los riesgos políticos a corto plazo en Italia "son considerables", aunque asume que "siempre lo son".

"Los riesgos actualmente no parecen más altos de lo habitual. Las discrepancias entre el PD y el M5S son constantes, pero esperamos que permanezcan unidos por dos razones. Primero, por la perspectiva de una victoria de la derecha en unas posibles elecciones anticipadas. Y, segundo, por los 100.000 millones que el país recibirá del Fondo de Recuperación europeo. Los dos partidos quieren repartir el dinero en lugar de dejar ese placer a la derecha", reconocen desde la firma.

En lo económico, estos expertos consideran que, dados los débiles fundamentos de Italia, es probable que no vuelva a los niveles de PIB anteriores a la pandemia hasta 2023 en lugar de en 2022 como la mayoría del resto de países europeos.

"Si Europa utiliza los fondos recién emitidos para ejercer una leve presión sobre Italia, puede ayudar a impulsar reformas estructurales más ambiciosas en el país y trazar una senda de mayor crecimiento. Es una oportunidad, pero el resultado no está claro. Una coalición en Roma con un capital político renovado -para elaborar planes audaces, y con cierta longevidad para empezar a aplicarlos- aumentaría la posibilidad de que la oportunidad se utilizara de forma inteligente", concluye Berenberg.

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