• El PSC no ve motivos ni para intervenir ni la Generalitat ni los Mossos
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Hay un antes y un después de las elecciones andaluzas, la irrupción de Vox y la casi segura configuración de una Junta azul-anaranjada en el antiguo bastión socialista. El Gobierno de Pedro Sánchez teme que su buenismo con la Generalitat de Quim Torra les pase factura en las elecciones de mayo y vuelve a agitar el fantasma de una intervención de la administración autonómica. La mención de la ‘vía eslovena’ y la manga ancha del Govern catalán con las acciones de los Comités de Defensa de la República (CDR) del pasado fin de semana han servido en bandeja al Ejecutivo la excusa que necesitaba para rectificar su postura con Cataluña.

Pero la amenaza de una nueva aplicación del artículo 155 de la Constitución, aunque sea en un formato ‘light’ que sólo se limitaría a la toma de control de la seguridad de la región por los cuerpos policiales estatales, “es un farol de Sánchez”, según fuentes próximas al independentismo. Igual que cuando el presidente del Gobierno prometió vetar el Brexit en el Consejo Europeo, a sabiendas de que no era posible. Los partidos soberanistas no se han tomado en serio la advertencia de varios ministros socialistas, que ha llegado en forma de carta a las instituciones catalanas. En ellas, han acusado de “dejación de funciones” al Govern de Torra ante el levantamiento de peajes y cortes de carreteras de los CDR y han avisado de “consecuencias”.

“Si se aplica el 155, al día siguiente los partidos independentistas que apoyaron a Sánchez en la moción de censura hacen caer su Gobierno”, explican desde sectores afines al Govern y lamentan que se esté hablando de lo mismo más de un año después del referéndum del 1 de octubre: “De si aplican o no dicho artículo de la Carta Magna”. La respuesta oficial a los avisos del Ejecutivo central ha llegado por boca de la portavoz del Govern, Elsa Artadi, que ha pedido a Sánchez que vuelva al camino del "diálogo y la negociación" con la Generalitat y abandone cualquier posibilidad de volver a suspender la autonomía catalana. Un extremo que acerca al PSOE a las tesis del PP, a juicio de Artadi.

“Si se aplica el 155, al día siguiente los partidos independentistas que apoyaron a Sánchez en la moción de censura hacen caer su Gobierno”

Desde el PSC tampoco lo ven claro. Los socialistas catalanes no creen necesario intervenir la Generalitat mediante el 155 ni tomar el control de los Mossos d’Esquadra. En cambio, su líder, Miquel Iceta, ha salido en defensa del Gobierno, ya que debe “recordarle a la Generalitat sus obligaciones”. En última instancia, el primer secretario del PSC afirma que si desde Cataluña se sigue mirando hacia otro lado ante las acciones de los CDR, el Ejecutivo tendrá que actuar y cree que el Consejo de Ministros del día 21 de diciembre debe celebrarse en Barcelona.

Tal ha sido el revuelo que el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, ha salido a matizar la carta enviada a Torra, mientras algunos ministros como el titular de Fomento, José Luis Ábalos, han puesto en cuarentena que la penúltima reunión ministerial debe celebrarse en la capital catalana. Marlaska ha alejado la vía del 155 pero ha insistido en que los “equipos jurídicos están preparados para lo que pueda surgir”, sobre todo ante las convocatorias de manifestaciones previstas para el 21-D.

EL CONSEJO DE MINISTROS Y LOS CDR, LA EXCUSA

Este Consejo de Ministros ha sido el detonante, pero la realidad es que el PSOE empieza a encajar que el castigo en las urnas de las elecciones andaluzas es fruto de su actitud en Cataluña que, por otra parte, tampoco le está dando réditos. Ante la cerrajón de ERC de apoyar el proyecto presupuestario del año próximo si no es a cambio de la liberación de los políticos presos y la falta de concreción del PDeCAT en brindar su apoyo a Sánchez para que pueda sobrevivir hasta 2020, los socialistas se hacen a la idea de que habrá adelanto electoral a 2019.

Y lo que es más importante, la jornada electoral del 26 de mayo -europeas, autonómicas y municipales- puede agriarle la Legislatura al socialismo. Algunas encuestas otorgan hasta 17 escaños a la ultra-derecha de Vox en el Gobierno de Madrid y, lo que aún es más grave, la irrupción del partido de Santiago Abascal puede reproducir el tripartito de derechas que se perfila en Andalucía a otras regiones.

De ahí al Ejecutivo central el salto ya no es tan agigantado para la extrema derecha, de la mano del PP y de Ciudadanos. Así las cosas, los socialistas sólo tienen unos meses para combatir la desazón de su electorado a la que atribuyen la pérdida de la Junta andaluza -la baja participación fue uno de los motivos del recorte de escaños que sufrió Susana Díaz-. Y ganar votos contra Cataluña es siempre ‘caballo ganador’.

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