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París, la Ciudad de la Luz, parece una ciudad fantasma desde las ocho de la mañana con museos, grandes almacenes y el metro cerrados. Desde los primeros rayos de sol la tensión ha sido palpable y la policía se ha visto obligada a intervenir. Por el momento, son más de 100 los detenidos este sábado en las protestas contra el presidente galo, Emmanuel Macron.

El Gobierno ha desplegado a un total de 89.000 agentes para hacer frente a una jornada con visos de ser larga y presuntuosamente violenta. En lo que debería haber sido un día festivo de compras antes de Navidad, los turistas que suelen abarrotar la ciudad parisina son escasos. Las autoridades, incluso, han aconsejo a los vecinos que se quedaran en casa si era posible.

Docenas de calles en el centro de París están cerradas al tráfico, mientras que la Torre Eiffel y museos de fama mundial como el Museo de Orsay, el Centro Pompidou y el Louvre estaban cerrados. Muchas tiendas han cerrado para evitar el saqueo, y el mobiliario urbano y los materiales de construcción de las obras que hay en la urbe se han retirado para evitar que se utilicen como proyectiles.

"Espero que no lleguen tan lejos como aquí", ha dicho Anthony, un vendedor de puestos de frutas cerca del centro de la capital, a Reuters. También ha explicado que otros 11 mercadillos de alimentos al aire libre en toda la ciudad habían sido cerrados.

Le Grac: "Queremos la igualdad, queremos vivir, no sobrevivir"

Por otro lado, Guillaume Le Grac, de 28 años, que trabaja en un matadero en la ciudad de Guingamp, se ha unido a las protestas de los chalecos amarillos. “Hemos venido aquí para una marcha pacífica, no para romper cosas. Queremos la igualdad, queremos vivir, no sobrevivir", ha asegurado.

A pesar de que Macron ha cancelado la subida de impuestos a los hidrocarburos prevista para el próximo 1 de enero y que ha sido el detonante de las protestas, las manifestaciones, lejos de dirimirse, han vuelto a brotar con fuerza este fin de semana. Los participantes se quejan de la subida del coste de vida en Francia, lo que ha derivado en una pérdida real del poder adquisitivo y, por lo tanto, de la calidad de vida de los galos.

UN PULSO A MACRON

Los manifestantes, que utilizan las redes sociales para comunicarse y organizarse, han bautizado el fin de semana como "Acto IV", en un desafío dramático para Macron y sus políticas.

“Los alborotadores solo pueden ser efectivos cuando se disfrazan de chalecos amarillos. La violencia nunca es una buena manera de obtener lo que quieres. Ahora es el momento de la discusión ", ha dicho el ministro de Interior, Christophe Castaner.

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CERRADA LA FRONTERA FRANCESA

La Policía Foral ha informado de que la frontera francesa está cerrada al tráfico de vehículos pesados debido a las movilizaciones de protestas de los chalecos amarillos, que rechazan la subida de los carburantes en Francia.

Chalecos amarillos están impidiendo en Irún (Guipúzcoa) el paso de camiones a Francia y la protesta está originando retenciones que a las once y media de la mañana alcanzaban ya los cuatro kilómetros en la AP-8, en el peaje de Biriatou, según han informado fuentes del Departamento de Seguridad a Europa Press.

Las mismas fuentes han indicado que los primeros problemas han empezado pasadas las nueve y media de la mañana cuando han comenzado las primeras retenciones de medio kilómetro hasta llegar a cuatro kilómetros en el peaje de Biriatou. El carril derecho de la AP-8 está ocupado por camiones y el izquierdo está libre.

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