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El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.PRESIDENCIA DE TURQUÍA

Este domingo, 14 de mayo, se celebran las esperadas elecciones presidenciales en Turquía. BBVA, con su banco Garanti, y más de 70 empresas españolas con intereses en el país, seguirán muy de cerca estos comicios. Según un informe de ICEX de diciembre del año pasado, del que se hizo eco 'Europa Press', un total de 73 empresas españolas tienen presencia en Turquía.

Entre estas compañías, además de BBVA, figuran otros bancos como Sabadell, CaixaBank, empresas del sector textil (El Corte Inglés, Inditex, Mayoral, Mango), y del sector hotelero, como Barceló Hotel Group. También están presentes en este territorio la aseguradora Mapfre y la aerolínea Iberia, así como diversos fabricantes de aeronaves y componentes para el ferrocarril.

EL GANADOR NECESITA EL 50% DE LOS VOTOS

Turquía elige nuevo presidente y Parlamento a finales de esta semana, y el ganador necesita el 50% de los votos para evitar una segunda vuelta el 28 de mayo. Se trata de las elecciones más importantes del año en todo el mundo, por delante de las de Argentina o Polonia.

"Turquía se enfrenta a una importante volatilidad a corto plazo tanto si ganan unos como otros"

El presidente Recep Tayyip Erdogan se enfrenta a la campaña de reelección más difícil de su carrera, con una ventaja de alrededor del 5% sobre Kemal Kilicdaroglu, líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP), de centro-izquierda, que se ve impulsado por el descontento de los votantes con la economía y la respuesta del Gobierno al reciente terremoto.

"Si ningún candidato consigue el 50% de los votos, los dos primeros pasarán a una segunda vuelta el 28 de mayo. Esto es muy probable y aplazará la certeza sobre el impacto total de las elecciones", explica Lizzy Galbraith, economista política de abrdn.

A pesar de la ventaja de la oposición, Erdogan sigue siendo el gran favorito. "Es probable que aproveche todas las ventajas de su cargo para asegurarse una ajustada victoria, aunque es posible que pierda la mayoría en el Parlamento, lo que puede afectar a su capacidad para aprobar leyes en el futuro", comenta Galbraith.

¿QUÉ PASA SI GANA ERDOGAN?

Si Erdogan resulta reelegido, probablemente intentará prolonga las políticas actuales todo lo posible, indica Mali Chivakul, economista de mercados emergentes en J. Safra Sarasin Sustainable AM.

Para mantener la estabilidad de la lira, Turquía necesitará más apoyo externo de liquidez en divisas de países amigos, que podría conseguir, afirma esta experta. "La necesidad de aumentar el gasto para la reconstrucción tras los devastadores terremotos recientes también podría mantener una política fiscal laxa y ejercer presión sobre la balanza por cuenta corriente", detalla Chivakul.

Según Lizzy Galbraith, si Erdogan logra retener el poder, no pueden descartarse las protestas en su contra, sobre todo si reciben el respaldo de los candidatos de la oposición.

Además, desde su punto de vista, su victoria -sobre todo una en la que se dispute el resultado de las elecciones- complicaría la relación de Turquía con Occidente, incluso con otros miembros de la OTAN.

"Erdogan seguiría trazando un rumbo cada vez más independiente en política exterior, además de continuar con sus políticas económicas poco ortodoxas", comenta Galbraith.

¿Y SI GANA LA OPOSICIÓN?

La oposición ha prometido revertir las políticas de Erdogan y volver a la política ortodoxa. Una victoria de Kilicdaroglu supondría la vuelta a un enfoque fiscal más favorable para el mercado, con un reajuste parcial hacia Occidente en política exterior, añade la experta de abrdn.

"Existe la creencia generalizada de que la victoria de la oposición provocaría un aumento significativo de los tipos. Sin embargo, eso no bastará para corregir todos los desequilibrios", afirma la economista de J. Safra Sarasin Sustainable AM. "Unos tipos de interés más altos, junto con unas perspectivas de política fiscal creíbles, podrían atraer más flujos de capital, mejorar la calificación crediticia de Turquía y reducir los costes de los préstamos externos", añade. No obstante, la experta reconoce que la "inestable" base de reservas del banco central significa que los inversores pueden seguir siendo escépticos y el nuevo Gobierno puede necesitar encontrar algún apoyo de liquidez en divisas para anclar su programa político.

El ajuste no estaría exento de dolor. "El aumento de los tipos de interés pesaría sobre la actividad económica y el empleo. Las expectativas de inflación tardarían algún tiempo en volver a anclarse, ya que probablemente se produciría un efecto de segunda ronda como consecuencia de una mayor depreciación", avisan desde J. Safra Sarasin Sustainable AM.

Cabe recordar que la inflación turca encadenó en abril el sexto mes consecutivo de desaceleración, al situarse en el 43,68% interanual, 6,83 puntos menos que en marzo. Erdogan prometió en diciembre que la inflación bajaría al 40% en pocos meses y terminaría 2023 en el 20%.

"La economía turca ha sufrido una política económica poco ortodoxa, con la inflación alcanzando un máximo del 85% en noviembre de 2022, después de que el Banco Central flexibilizara los tipos en 500 puntos básicos. Independientemente de los resultados finales de las elecciones, Turquía se enfrenta a una importante volatilidad a corto plazo, tanto si mantiene el statu quo heterodoxo como si prosigue la accidentada transición hacia una mayor normalidad convencional", reconoce Mohammed Elmi, gestor de fondos de deuda emergente en Federated Hermes.

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