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La gran pregunta a la que se enfrentan los inversores ahora mismo es si el Ibex 35 y el resto de bolsas europeas podrán seguir ignorando las malas noticias que se están produciendo en el Viejo Continente. Por ahora lo han hecho, pero en Saxo Bank creen que no podrán seguir así durante mucho más tiempo. El dilema es claro: hay oportunidades, pero invertir conlleva riesgos.

Así lo apunta Peter Garnry, jefe de estrategia de renta variable en Saxo Bank, en el último informe de perspectivas publicado por el banco danés. En su opinión, hay varios factores que invitan al pesimismo sobre las bolsas europeas que deben tenerse en cuenta a la hora de configurar las carteras.

El primero de ellos, el Producto Interior Bruto (PIB). "El crecimiento económico en Europa es el más bajo desde los años 2011-2013", afirma Garnry, que recuerda que la economía europea entró en "brusca contracción" en septiembre de 2022 debido a que los altos precios de las materias primas (especialmente de la energía) "rebajaron la confianza de los consumidores e hicieron inviable la producción industrial".

"Gracias a un invierno extraordinariamente afortunado, con temperaturas superiores a la media, Europa superó su crisis energética", comenta, y con la relajación de los precios de las materias primas este año y la fortaleza del consumo estadounidense, la actividad económica en Europa repuntó en enero y febrero, pero cayó en terreno negativo en junio. Recuerda que el mes pasado se produjo "una pequeña mejora de la actividad económica", pero destaca que la caída estimada del PIB fue del 0,56% en el trimestre y la media móvil de 12 meses ha descendido a -0,3%, "el nivel de actividad más bajo, excluidos los primeros meses de la pandemia, desde los años de la crisis del euro de 2011-2013".

Asimismo, el analista de Saxo Bank se refiere también a las valoraciones de la renta variable europea. Cree que plantean un "dilema" a los inversores. ¿Por qué? Pues porque aunque puede haber oportunidades, no se puede ignorar el riesgo que entraña invertir en bolsas del Viejo Continente.

Destaca Garnry que el menor crecimiento económico en Europa "también ha repercutido en los beneficios", de forma que el EBITDA a 12 meses alcanzó su máximo en el tercer trimestre de 2022 y ha ido disminuyendo desde entonces. "Esta evolución, combinada con el entusiasmo por la tecnología de Inteligencia Artificial (IA), que beneficia a los valores tecnológicos estadounidenses, ha llevado a la renta variable europea a su mayor descuento de valoración (un 35% en relación a las expectativas para los próximos12 meses) con respecto a la bolsa estadounidense desde enero de 2006".

Pero también cabe tener en cuenta el nivel de valoración absoluta. "La renta variable europea cotiza con un múltiplo EV/EBITDA a 12 meses de 8,7 veces, aproximadamente un 24% por encima de los niveles de valoración que los inversores estaban dispuestos a pagar por las acciones europeas en el periodo 2011-2013, cuando el continente se enfrentaba a una crisis monetaria y de deuda, y Europa registraba los mismos bajos niveles de actividad económica que en la actualidad", apunta.

En su opinión, "los inversores pueden encontrar valor en las bolsas europeas, pero conlleva riesgos". En concreto, apunta tres factores que pueden influir: primero, los problemas estructurales de crecimiento de Alemania, que podrían frenar al continente; segundo, la crisis energética, que no se ha resuelto y podría volver a atormentar a Europa durante un par de años más; y tercero, cree que faltan empresas tecnológicas de rápido crecimiento.

ALEMANIA ES EL 'ENFERMO DE EUROPA'

Al caso alemán Garnry le dedica un apartado especial. Recuerda que Alemania fue calificada como el 'enfermo de Europa' durante la década de 1990 y hasta 2005, debido a la tasa de desempleo estructuralmente más alta y el bajo crecimiento derivados de la unificación, y comenta que esta expresión "ha revivido recientemente tras los tres trimestres seguidos de crecimiento negativo o plano del PIB y las quejas de la industria por las malas políticas industriales y energéticas".

Además, va a ser, según opina el experto de Saxo Bank, el "gran perdedor" de la fragmentación que está provocando que EEUU y Europa se desvinculen lentamente de la producción y el comercio con China y Rusia. Y es que la integración de China en la economía mundial mediante su adhesión a la OMC en 2001 "supuso un gran cambio para Alemania", ya que para construir la 'fábrica del mundo' el gigante asiático "necesitó mucha maquinaria avanzada y conocimientos que la industria alemana aportó".

Por otro lado, recuerda, Angela Merkel, canciller de Alemania entre 2005 y 2021, impulsó un acercamiento con la economía rusa en forma de energía barata que favoreció la competitividad industrial de Alemania frente a otros estados europeos.

Si a esto le unimos el "fracaso" germano al construir una economía digital y la agrupación de poderosas empresas tecnológicas, junto con el mayor cambio competitivo de la industria automovilística en 70 años, todo esto "expone a la economía alemana a riesgos clave", dice el analista del banco danés.

"Una Alemania débil es obviamente negativa para el crecimiento europeo y los inversores que apuestan por la renta variable europea deberían esperar que Berlín despierte a la nueva era de la geopolítica, dándose cuenta de que debe cambiar drásticamente su modelo económico e invertir fuertemente en ese cambio", concluye.

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