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El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha sustituido a un vicegobernador del banco central del país, el último de una serie de destituciones que han inquietado a los inversores, ya que constituye la salida del cuarto responsable de política del banco central en los últimos dos meses.

Sin embargo, en esta ocasión, la decisión tomada es menos preocupante que los anteriores despidos de alto perfil. Erdogan ha destituido a Oguzhan Ozbas, miembro del comité de política monetaria, y su puesto ha sido reemplazado por Semih Tumen, jefe del departamento de economía de la Universidad TED de Ankara que ya había trabajado para el banco central desde 2002 hasta 2018.

Anunciada en un decreto oficial durante la noche, la remodelación tuvo poco efecto en los mercados. El dólar subió un 0,6% frente a la lira, que cotizaba a 8,4292 dólares el martes por la tarde en Estambul.

Es una diferencia significativa respecto a la reacción del mercado a la intervención del banco central de Erdogan en marzo, cuando despidió al anterior jefe del banco central, Naci Agbal, tras menos de cinco meses en el cargo.

Las políticas de Agbal elevaron los tipos de interés, algo a lo que Erdogan se opone abiertamente, a pesar de que la inflación en Turquía es de dos dígitos. Y para los inversores, que veían a Agbal como una fuerza estabilizadora del mercado, la medida fue muy desconcertante.

En esa ocasión, la lira turca había caído más de un 16% en las primeras operaciones de la mañana tras la noticia, alcanzando los 8,4 frente al dólar, frente al cierre de 7,21 del día anterior. Aunque ha recortado temporalmente algunas pérdidas, la moneda ha vuelto a situarse en torno a ese nivel de 8,4, uno de los más bajos de su historia frente al billete verde.

El último acontecimiento fue un nuevo golpe para un país que se enfrenta a un aumento de los casos de coronavirus y a un nuevo cierre que amenaza con hacer descarrilar una vez más su temporada turística de verano, que es económicamente crucial.

LOS INVERSORES ESTÁN INQUIETOS

Esta vez, "el impacto es insignificante", afirma Nick Stadtmiller, director de estrategia de mercados emergentes de Medley Global Advisors en Nueva York. "Es difícil imaginar una gran reacción del mercado ante un cambio de vicegobernador", ha dicho este martes a la CNBC. "Los inversores se han acostumbrado a los titulares de gobernadores de bancos centrales despedidos en la noche, y todo el mundo ya se ha hecho a la idea de lo independiente que es el banco central en Turquía".

Los movimientos de Erdogan son especialmente inquietantes para los inversores porque demuestran que el banco central de Turquía y la formulación de la política monetaria no son independientes, y están a merced de los impulsos políticos del presidente, dicen muchos analistas

Erdogan, por su parte, quiere mantener los tipos de interés bajos para estimular la economía, y cree que subir los tipos aumentará la inflación, en lugar de reducirla, lo contrario de lo que la mayoría de los economistas creen que es cierto.

El presidente turco ha dicho que espera que tanto la inflación como los tipos de interés estén por debajo del 10% este año. La inflación anual de Turquía superó el 16% en abril, la más alta desde mediados de 2019. Goldman Sachs espera que alcance un máximo del 18%. El tipo de interés clave del país sigue siendo alto, del 19%.

En cuanto al futuro de la política monetaria, todas las miradas estarán puestas en Sahap Kavcioglu, el actual jefe del banco central que sustituyó a Agbal en marzo. Kavcioglu, antiguo columnista de prensa, era conocido por compartir la opinión de Erdogan sobre los tipos de interés, pero aún no los ha bajado, alegando el alto nivel de inflación.

La próxima reunión de fijación de tipos del banco central será el 17 de junio.

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