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Morgan Stanley sale del Viejo Continente. El banco de inversiones estadounidenses recula en la renta variable europea al concluir que "el riesgo no merece la pena" en su último informe en el que pasa revista por las bolsas tras la gran semana de los bancos centrales y con la mirada ya puesta en la cumbre del G20.

La entidad financiera reconoce que "tras un sólido inicio de año, los retornos bursátiles han empezado a caer y la ecuación riesgo-recompensa de la renta variable europea se ha vuelto más tramposa".

Morgan Stanley también señala como problemas "un menor sentimiento del inversor", junto a "unas valoraciones muy planas" y "una pobre visibilidad que dependerá de todo lo que ocurra en la inminente cumbre del G20".

A continuación, el banco de inversiones saca a relucir uno de sus indicadores más fieles: el Market Timing Indicator (MTI), en el que se han visto obligados a introducir una serie de cambios por segunda vez en sus 20 años de historia para descontar un escenario de tipos bajos. Este MTI dio señal de compra en diciembre de 2018 y, en estos momentos, se sitúa en el cero.

Cuando esto ocurre, "históricamente no ha implicado siempre retornos muy negativos pero sí ha anticipado un rendimiento mucho más pobre". Además, cuando el indicador está por debajo de cero implica unas subidas promedio del 6,5% en el MSCI Europe los seis próximos meses, habiendo acertado su pronóstico en un 71% de las ocasiones.

Finalmente, si dicho indicador se sitúa por encima del cero, los mercados apenas se apuntan un repunte promedio del 0,7%, al menos en un 53% de los casos.

OJO CON LOS PROFIT WARNINGS

Morgan Stanley no solo ve poco rentable entrar ahora en la bolsa europea basándose en este indicador. El banco también recuerda que sus economistas "han descartado la posibilidad de que tenga lugar un rebote en el PIB mundial durante el segundo semestre del año".

A ello se suma el "potencial riesgo de que haya previsión a la baja de beneficios" entre las empresas europeas, algo que ya está afectando a sectores como el de las aerolíneas, el bancario y el automovilístico. Precisamente, la última encuesta de Morgan Stanley revelaba que los inversores "han tirado la toalla con los bancos", a los que ven como el sector menos atractivo en el que depositar su confianza y dinero.

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