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Los bonos High Yield, también conocidos como bonos basura, viven su mejor momento en tres años. Desde comienzos de 2016, no alcanzaban un comportamiento similar al que vivieron el pasado enero, con la rentabilidad superando el 4,5% en Estados Unidos o repuntando un 2,6% en Europa. Aún así, Fidelity advierte a los inversores: conviene mantener la cautela.

La situación es incluso mejor para los bonos basura estadounidenses, ya que esa rentabilidad total de más del 4,5% que alcanzó en enero, supone su mejor dato desde 2009. El director de Inversiones en Renta Fija de Fidelity, Andrea Iannelli, apunta en un informe que se beneficiaron “enormemente” de la tolerancia al riesgo, alimentada por la Reserva Federal (Fed). Además, el rebote de los precios del petróleo también tuvo algo que ver.

Sin embargo, la compañía de gestión de activos y fondos de pensiones no las tiene todas consigo sobre el comportamiento futuro. El buen momento por el que pasan los bonos basura ha reactivado este mercado, que en diciembre registró muy pocas emisiones. Así, la rentabilidad bajaría si se produce un fuerte incremento de la oferta, como parece que puede suceder si se producen muchas refinanciaciones.

Ante esta previsión, Fidelity adopta un enfoque “neutral” respecto a los bonos basura estadounidenses. Esta decisión también se basa en el aumento de los impagos que sufren estos activos por parte las empresas o Estados que los emiten, un riesgo que no compensa los niveles actuales de los diferenciales. Aún así, hay que recordar que los inversores ya conocen que existe un elevado riesgo con los bonos basura.

En Europa, cerraron muy por debajo respecto a Estados Unidos, tanto por rentabilidad como por diferencial. Estos activos están muy expuestos a la estabilidad política, que en estos momentos tambalea al Viejo Continente con el Brexit, los problemas de Italia, los comicios europeos de mayo y las recién convocadas elecciones presidenciales en España para finales de abril.

La posición de Fidelity respecto a los bonos basura europeos también es neutral. Aún así, destaca que, en este caso, sí ofrecen una compensación adecuada por los riesgos que acechan a la política europea.

Los bonos basura asiáticos sí son del agrado de la entidad estadounidense, que considera que se están dando las condiciones necesarias para que la recuperación que vivieron en enero sea duradera. Por un lado, una Fed menos restrictiva ha ayudado a estos activos en general, pero en el caso específico de Asia, ha resultado determinante la continúa mejora de las condiciones crediticias.

El Banco Central de la República de China ya se ha posicionado a favor de relajar su política monetaria, lo que impulsa sin duda a los bonos basura chinos. Además, las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos parece que van por el buen camino, después que el presidente Donald Trump haya abierto la puerta a alargar las conversaciones más allá de la fecha tope, fijada para el 1 de marzo. Este retraso puede lastrar a estos activos, pero sería mucho peor no alcanzar un acuerdo.

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