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Lotería del Niño.

Por estas fechas en las que se puede tener suerte y resultar uno de los ganadores de la Lotería, son muchas las personas que se preguntan qué hacer con el dinero, en qué invertirlo y si podrían dejar de trabajar de resultar agraciados.

Es importante antes de nada considerar que los primeros 40.000 euros del premio están exentos de tributación, y que los premios de la Lotería del Niño, que se celebra este jueves, ascienden a 200.000 euros brutos al primer premio, 75.000 euros brutos al segundo premio y 25.000 euros brutos al tercer premio. "Tras descontar el tipo de gravamen especial del 20%, realmente los agraciados cobrarían 168.000 euros netos (primer premio), 68.000 euros netos (segundo premio) y 25.000 euros netos (tercer premio) respectivamente”, explica Ernesto Campos Campillo, Profesor Universitario en Finanzas, Contabilidad y Tributación.

A la pregunta que la mayoría se hace, de si podría dejar de trabajar si resulta agraciado con un premio, Campos responde que es algo muy personal y que "la decisión estará muy condicionada por nuestro nivel de vida y por la situación particular y familiar".

No es lo mismo plantearse dejar de trabajar con 30 o 35 que con 55 o 60 años, y tampoco es ni remotamente equiparable plantearse esa duda estando solteros y sin hijos que con pareja y/o con 2 o 3 hijos al cargo. "Aunque no se puede dar una respuesta generalizada, es bastante común que ésta sea que 'no', que la cuantía del primer premio no es suficiente para dejar de trabajar y mantenernos a medio o largo plazo", afirma este experto.

¿EN QUÉ DEBO INVERTIR EL DINERO?

Ernesto Campos aconseja invertir en algo que se tenga la capacidad de entender y advierte de que no se pueden ver las inversiones como “un juego”, ya que el futuro propio y de la familia dependen de ello.

"Por eso, si alguien habla de criptomonedas, del metaverso, del Nasdaq o de CFDs y derivados, lo mejor es ser prudentes e informarnos previamente del tipo de producto, conocer bien sus riesgos y beneficios, teniendo muy claro además nuestro horizonte temporal de inversión”, aconseja Campos.

Muchas veces unas expectativas muy altas, influenciadas por las noticias, o por comentarios de amigos y familiares, junto con cierto desconocimiento en la materia, y creer además que se va a tener “suerte” pueden resultar en una mezcla explosiva que dé lugar no sólo a que no se gane, sino a que se pierda todo o una parte del capital invertido.

Campos Campillo se refiere a tres tipos de producto de inversión, según el perfil del inversor y el momento del ciclo económico en que nos encontremos: renta fija, renta variable y rentas inmobiliarias.

Actualmente, la renta fija no es atractiva dado los bajos tipos de interés. No sólo es que no genera prácticamente rendimientos, sino que también nos puede hacer perder dinero por las comisiones que hay que asumir por inmovilizar el dinero, además de la pérdida implícita de poder adquisitivo debido a los altos niveles de inflación.

En cuanto a la renta variable, aquí se pueden obtener unos porcentajes altos de rentabilidad, pero hay que tener en cuenta tres elementos fundamentales: la volatilidad (fluctuación), el riesgo y el plazo u horizonte temporal de la inversión.

"Históricamente, los datos demuestran que a largo plazo la renta variable es el producto más rentable, el quid es determinar el momento justo de entrar y salir (inversión y desinversión)", explica Campos.

Finalmente, no se pueden dejar de analizar las inversiones inmobiliarias, que no dejan de ser sumamente interesantes debido a su alta rentabilidad y seguridad. Las inversiones en inmuebles para destinar al arrendamiento están ofreciendo actualmente unos niveles de rentabilidad entre el 4% y el 8%, en la que influyen varios factores como la tipología de los inmuebles, la ubicación geográfica, la duración del alquiler, el coste de las reformas y la financiación, entre otros.

Todas las inversiones llevan implícito cierto riesgo, por lo que se deben analizar detenidamente los pros y contras en cada caso, y contar con la ayuda o asesoramiento de un experto que haga 'un traje a medida' según la situación personal, expectativas y plazo de inversión, teniendo en cuenta además el nivel de tolerancia al riesgo. "En cualquier caso, y tras un proceso de meditación, la decisión es de cada uno”, concluye Campos.

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