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FLICKR/DAMIAN ZANINI - Archivo

El alza de los precios se impone como la principal preocupación de los consumidores españoles, por encima incluso de la guerra en Ucrania o la pandemia del Covid-19. El precio de la gasolina y la dificultad para adquirir una vivienda acompañan a la inflación como elementos que más inquietan a los ciudadanos. Además, la incertidumbre de la situación está empujando a considerar posponer la jubilación y los planes de ahorro.

El alza en los precios ha modificado el comportamiento de los ciudadanos, haciendo que un 61,7% de ellos hayan decidido sustituir sus marcas preferidas por marcas blancas o alternativas más económicas, un porcentaje muy superior al 51% de los encuestados en el resto de los países. Así lo refleja el estudio 'Consumer Trends Report elaborado por la compañía de gestión de datos Dynata. Otros aspectos que se ven afectados por el miedo a la inflación es un claro descenso en las compras impulsivas, mientras que el interés por almacenar productos ante el temor a posibles desabastecimientos ha hecho que el 54% de los ciudadanos encuestados en este estudio de ámbito mundial apuesten por esta opción.

Además, la ansiedad de la situación está empujando a los ciudadanos a considerar posponer la jubilación y sus planes de ahorro. De las personas que apuestan por el ahorro en España, el 36,3% confiesa que ahorra menos que hace un año, mientras que un 60% de los encuestados constata que ha cambiado sus planes de jubilación debido al alza de los precios.

Más allá de la inflación, otra de las grandes preocupaciones de los españoles es el precio de la vivienda, tanto para la compra como para el alquiler. Un 59% de los encuestados en nuestro país revela que es muy difícil encontrar una vivienda debido a los altos precios.

Sobre la problemática del acceso a la vivienda que existe en España, la directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, María Matos, responde que "los salarios y el precio de los inmuebles no se han incrementado al mismo ritmo. Este desequilibrio ha ocasionado que los ciudadanos tengan que realizar un mayor esfuerzo para poder hacer frente a la compra de una vivienda. Además, en un contexto de inflación desbocada, la brecha podría incrementarse todavía más, al encarecer el precio de los inmuebles y rebajar la renta disponible de los hogares si pierden poder adquisitivo por el incremento del IPC".

Según datos recogidos por el portal inmobiliario junto con InfoJobs, en España, los incrementos en el precio de la vivienda y las mejoras salariales no han ido de la mano en los últimos años. En 2021, el precio por metro cuadrado se encareció un 1,7% y el de los salarios descendió un 2,5% después de cuatro años de subidas en cadena. Mirando la evolución de los salarios y del precio de la vivienda desde 2016, vemos que en estos cinco años los sueldos se han incrementado un 5,9% mientras que el precio de la vivienda en venta ha subido un 15,6%.

"La progresiva evolución del promedio salarial en España entre 2017 y 2020 se vio frenada por los efectos de la pandemia en la economía y la actividad de las empresas. El Covid destruyó en 2020 muchos empleos, sobre todo en los sectores con niveles retributivos más bajos, y ha agravado las desigualdades. Actualmente atravesamos un período de moderación salarial que, si bien es necesario para que las empresas puedan hacer frente a la difícil situación económica provocada por la crisis energética y la falta de suministros, también tiene un grave impacto en el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras frente a la escalada inflacionista", señala la directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs, Mónica Pérez.

ARREGLÁRSELAS CON LO JUSTO

En España, el 21% de la ciudadanía afirma tener muchas o bastantes dificultades económicas, mientras que un 36% dice que se las arregla con lo justo. Sólo un 8% asegura que vive cómodamente y un 33% considera que no les va mal, según el estudio 'Percepciones globales sobre la Inflación' Ipsos en colaboración con el Foro Económico Mundial.

Este incremento de los precios, al tiempo que los salarios se mantienen sin cambios, provoca la progresiva pérdida de poder adquisitivo de los consumidores. En este contexto, a 8 de cada 10 personas en España les preocupa la subida general de los precios de los bienes y servicios, situándose así entre los países más preocupados. Además, el 61% teme no poder seguir comprando los mismos productos que hasta ahora ni pagar las facturas del gas y la electricidad.

Ante esta situación, los consumidores optan por modificar sus comportamientos para ahorrar dinero. Así, la mitad de la población española (50%) asegura que gastará menos dinero en ocio, el 40% declara que gastará menos en vacaciones, situándose como el segundo país de los once analizados en el que mayor porcentaje de personas declaran que reducirán su gasto en esta categoría, solo a un punto de Turquía (41%) y seguido muy de cerca por Francia y Canadá (39%).

Por otro lado, la población piensa que la tendencia al alza de la inflación se mantendrá. En vista de la situación, las expectativas de la ciudadanía son negativas. En todos los países analizados, la gran mayoría de la población piensa que la inflación continuará creciendo durante el próximo año, siendo Reino Unido el más pesimista (85%). Mientras, España es el país más optimista en este sentido, o al menos en el que vemos un porcentaje menor de ciudadanos que piensa que los precios seguirán aumentando, con un 71%.

Entre la ciudadanía española, las expectativas de aumento de los costes son mayores en categorías como la alimentación (77%), los gastos del hogar (73%), la luz y el gas (71%), el combustible (69%) o el ocio (67%). La población achaca esta subida a la situación económica global (82%), las consecuencias de la guerra en Ucrania (78%), los excesivos beneficios de las empresas (72%), la pandemia (70%) y las políticas del gobierno (69%).

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