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El crecimiento del consumo en España se desacelerará ligeramente en 2019. El gasto de los hogares avanzará un 2,1% este año, tres décimas menos que el anterior, mientras que en 2020 continuará la ralentización, hasta situarse en el 1,8%. Esto, según los datos de BBVA Research, que atribuyen esta frenada a varios factores.

"En primer lugar, el agotamiento de los elementos transitorios que incentivaron el consumo en los años precedentes, como la demanda embalsada de bienes duraderos. En segundo lugar, el menor dinamismo de algunos de sus determinantes, como la riqueza financiera neta y, por último, el impacto de la incertidumbre", explican como causas principales en su informe 'Situación Consumo'.

El menor dinamismo de la ocupación acotará el crecimiento de la renta, al mismo tiempo que el descenso de las cotizaciones, los tipos de interés en mínimos y la finalización del proceso de desapalancamiento condicionan la evolución de la riqueza financiera neta.

Además, los factores transitorios que incentivaron el gasto desaparecen. Una parte notable del avance del consumo durante las primeras etapas de la recuperación se explicó por el afloramiento de la demanda embalsada, fundamentalmente de bienes duraderos. Sin embargo, la absorción de esta demanda ha finalizado, con lo que no contribuirá al crecimiento del gasto de los hogares en 2019 ni en 2020.

Al mismo tiempo, el repunte de la incertidumbre motivado por el empeoramiento de las expectativas de los hogares sobre la situación económica provoca un impulso en la tasa de ahorro, frenando así su recorrido a la baja, que ha contribuido a que recientemente se situara en mínimos de los últimos 50 años.

No obstante, según las previsiones de BBVA Research, estas tres cuestiones se verán frenadas por otros factores, que acotarán la ralentización del consumo. Entre ellas está la política fiscal. En este sentido, el impulso incluido en los Presupuestos Generales del Estado de 2018, junto con el incremento del salario mínimo, de las pensiones y de las remuneraciones de los empleados públicos para 2019, contribuirán al avance de la renta de las familias. Esto, además, incentivarán su consumo entre 2 y 4 décimas en el bienio.

La financiación seguirá creciendo en los próximos trimestres, contribuyendo a sostener un consumo más intensivo en crédito

A esto hay que sumarle la recuperación de la riqueza inmobiliaria y el crecimiento sostenido de la financiación como factores limitadores de la desaceleración en el consumo de los hogares.

La riqueza inmobiliaria real, que ha crecido un 20% desde mediados de 2013, contribuye a la recuperación del consumo. Y, aunque aún lejos de los máximo de antes de la crisis, continuará avanzando durante los próximos trimestres, en línea con el precio de la vivienda, un 14% hasta finales de 2020.

Por su parte, la financiación al consumo, que ha aumentado a tasas de dos dígitos desde 2013 impulsada por el avance de las operaciones a medio y largo plazo, seguirá creciendo en los próximos trimestres, contribuyendo a sostener un consumo más intensivo en crédito.

LAS VENTAS FLAQUEARÁN EN 2019 Y 2020

En cuanto al gasto de los hogares, el 95% se destina al consumo de bienes no duraderos y servicios. De hecho, este tipo de bienes abanderó la recuperación del consumo hasta el tercer trimestre de 2018. Aunque en en los últimos tres meses del año pasado se registró una corrección. El informe de BBVA Research apunta a una clara causa: la entrada en vigor del nuevo protocolo de homologación de emisiones de vehículos (WLTP) a partir de septiembre. Y la incertidumbre sobre este efecto seguirá pesando en el primer semestre de 2019.

Mientras, los determinantes de la demanda perderán tracciones hasta 2020, dado que el incremento de la renta y la caída de la tasa de paro se moderarán, pero no serán compensados por la disminución esperada del precio del petróleo. Así, las previsiones dan una ligera contracción de la demanda de hasta el 4% en 2019 y un estancamiento en 2020.

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