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La creciente inflación y su efecto en el bolsillo ha hecho que en prácticamente la totalidad de los países de nuestro entorno haya aumentado el pesimismo en cuanto a la evolución de la situación económica, principalmente en Alemania o Reino Unido. Sin embargo, los españoles son los menos pesimistas entre los consumidores europeos.

Los países que más han incrementado su preocupación por la evolución económica en el último año son: Alemania en el primer puesto con un 75%, siguiéndole Reino Unido (34%) e Italia (33%). España, en este caso, se encuentra en el cuarto puesto con un 26%.

Esta es una de las conclusiones de la última edición del informe EY Future Consumer Index. En concreto, el 43% de los encuestados de nuestro país esperan que la situación económica se mantenga similar, frente al 32% que estima que mejorará o al 24% que considera que se producirá un empeoramiento. "Estas cifras justifican esa tendencia hacia la contención y el ahorro".

"Si bien se han puesto en marcha diferentes medidas para tratar de moderar una inflación récord, y a pesar de las noticias que muestran como España lidera su ralentización dentro de los países de la eurozona, la realidad es que nos encontramos ante un futuro próximo incierto que no solo nos hace replantearnos determinados cambios en nuestros hábitos de compra, sino que aumenta la tendencia hacia al ahorro como medida de cautela", dicen los autores del informe.

Respecto a España, el consumidor "está sufriendo subidas de precios en la práctica totalidad de sus categorías básicas de gasto que no habíamos visto en los últimos 30 años. Aunque el efecto ahorro generado durante la pandemia ha actuado de atenuador en el consumo, la inflación al alza durante más de 12 meses sumado a la subida de tipos de interés está provocando un enfoque muy claro de reducción de gastos no indispensables y búsqueda de ahorro en las categorías básicas de gasto", apunta David Samu, socio responsable de EY-Parthenon.

Por otro lado, en cuanto a los cambios en los hábitos de los consumidores, el estudio recoge que la subida de precios generalizada ha provocado una situación de incertidumbre en la que un 36% de los encuestados afirma que les va a resultar difícil poder mantener su nivel de consumo de bienes y servicios.

Ante esta situación, un 58% de los españoles afirma que está reduciendo su gasto en productos no esenciales, observándose una reducción en las categorías de ropa, zapatos y accesorios (41%), productos electrónicos (40%) o bebidas alcohólicas (39%). Además de disminuir desplazamientos o buscar alternativas para reducir su consumo de gasolina (39%). Otra de las consecuencia ha sido la búsqueda de marcas sustitutivas de menor precio (señalado por el 35% de los encuestados) o el cambio a marcas blancas (señalada por el 31%), con especial impacto en categorías como productos para el cuidado del hogar (25%) y artículos de cuidado personal (19%).

Por el contrario, será en las categorías relativas a la alimentación (como, por ejemplo, alimentos frescos, congelados o en conserva) donde los consumidores esperan gastar lo mismo (63%, 68% y 64%, respectivamente) o algo más como consecuencia de la subida de precios (26%, 17% y 16%, respectivamente).

"El precio continúa siendo el principal criterio de compra a la hora de escoger un servicio o producto. Aunque el impacto varía en función de las categorías, aquellas consideradas como menos esenciales son las que se han visto más golpeadas por un consumidor que, o bien ha buscado alternativas más baratas o ha decidido comprar menos", comenta Macarena Gutiérrez, socia de Consumer Products & Retail de EY-Parthenon.

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